Boris Karlic, propietario de “San Carlos Hogar, recordó que el domingo 8 de diciembre, un día de “mucho calor a la tarde”, había “rumores de que podía pasar algo”. De inmediato, comenzó a recorrer los locales para ver que movimientos había. En un principio, no había nada que llamara la atención. Pero en una de las recorridas, cuando ya estaba atardeciendo, al pasar por calle Diamante, se preocupó cuando observó un vehículo incendiado que era de los propietarios del supermercado chino en la esquina de Diamante y Doctor Florenza.
De repente, el panorama cambió súbitamente. Al llegar a San Lorenzo y Diamante “ya se notaba el movimiento de muchas motitos” y además veía que las motos estaban “escudadas con mujeres y chicos”. El propietario, a la distancia, observó más tarde como la gente que se amontonó en la esquina de su comercio y comenzó a embestir contra las rejas. “No pudieron arrancarlas pero golpeaban con piedras muy grandes para romperlas”, indicó. Las rejas no cedieron pero sí la pared. “La puerta cede por rotura de la mampostería. Era mucha la gente”, indicó.
El comerciante veía todo a 50 metros de distancia. En ningún momento pensó en interponerse. “Era una locura, era ir a enfrentarse”, dijo. Llamaba a la Policía pero nadie atendía. Estaba acompañado por uno de sus hijos quien se descompuso. “Fue lo que salió en TN esa misma noche que el hijo de un comerciante había sido internado porque tuvo un problema que se pensaba cardíaco en ese momento pero fue nervioso. Estuvo internado por tres días”, indicó. Cuando salió del hospital, cerca de las cuatro de la mañana, Karlic observó gente que pasaba con carritos de supermercado con mercadería, camionetas “cargadísimas” de mercadería.
El lunes 9 el propietario retornó al comercio. “No había absolutamente nada”. No sólo fue saqueado sino que rompieron parte del local. “Hasta las canillas se habían robado, no quedó absolutamente nada de nada”, expresó. De hecho, les llevo cuatro meses ponerlo nuevamente en funcionamiento. “Recién estamos terminando de reconstruir, de pintar y de reforzar para no tener problemas”, dijo.
El municipio de inmediato hizo un relevamiento de los comercios damnificados y se hicieron una serie de reuniones. En total, se anotaron a 40 comercios. “Fueron atendidos con excepciones impositivas y con ayuda económica 37 comercios. Me consta que a 37 comercios les solucionaron lo prometido”, dijo. Pero tres comercios que sufrieron pérdidas superiores a los $ 2.000.000 quedaron en conversaciones. “Tuvimos una serie de reuniones en Paraná y hasta el día de hoy no hemos tenido respuesta”, manifestó. “Hasta el día de hoy estamos con promesas que no fueron atendidas por parte de la Provincia. No sabemos realmente que pasa. ‘Que vamos a ver’, ‘que falta poco’, ‘que tenemos que ver’ Y ahí quedó. Ya no sabemos que pensar. Si llegamos a cumplir un año y no tuvimos respuesta; creo que cuanto más tiempo pasa, menos son las posibilidades”, expresó Karlic.
‘Una noche bastante fea’
El fiscal Mario Guerrero es integrante del grupo de fiscales que lleva adelante la causa contra 17 policías por diversos delitos como sedición, privación ilegítima de la libertad, daño calificado, instigación, etc. “El domingo 8 lo viví en carne propia”, recordó.
Guerrero estaba de turno ese día trabajando con personal policial por un hecho ocurrido el domingo a las seis de la tarde. “En un momento empecé a sentir ruidos y a ver todos los movimientos que había. Era una marcha y después se comunica que había ingresado personal policial y familiares de civil y habían tomado la Jefatura Departamental, alrededor de las 21:30”, indicó.
A partir de ese momento, comenzaron a mantener comunicaciones con las fuerzas de seguridad, tanto algunos policías que aún respondían a la cadena de mandos, como Gendarmería o Prefectura para intentar resguardar el orden. “Fue una noche bastante fea para llamarlo de alguna manera”, recordó.
Guerrero indicó que hubo policías que no dejaron de prestar servicio. “No quiero dar nombres de los policías pero en la (Comisaría) 7º estaban trabajando, en la 8º estaban trabajando, en la 4º había algún personal trabajando, en la 6º los jefes estaban trabajando”. Pero muchos efectivos no tenían en que moverse. “Lo que pasa es que trajeron los móviles para Jefatura y estaban muy limitados para el accionar”, sostuvo.
En Tribunales recibían los llamados de gente “desesperada” desde distintos barrios donde se producían los saqueos. “La Policía que estaba trabajando se había quedado sin posta de goma y en dos oportunidades recibí llamados diciendo ‘¿repelemos la situación? ¿estamos autorizados a utilizar las armas reglamentarias? Por supuesto que la respuesta fue en ese momento que no. ‘Replieguense’ porque sino hubiese sido una matanza”.
“El caos era generalizado”, dijo. “Recuerdo el llamado de un supermercado en la zona de jurisdicción 7º. Un comerciante me decía ‘por favor mire que yo estoy armado, esta toda la gente enfrente y tengo un supermercado y es el trabajo de toda mi vida’”, dijo. Y el comerciante aclaraba que, si entraban, estaba jugado. “No me importa, voy a tirar porque no lo puedo permitir. Me quedo en la ruina”, le decía. Luego de escucharlo, el fiscal llamó a los policías que tenían jurisdicción en esa zona y les pedía que vayan sin pérdida de tiempo.
De la misma forma, personal de Gendarmería lo llamaba desde el Carrefour informándoles que habían aprendido a cinco personas con bienes sustraídos. A los 10 minutos, lo telefonearon nuevamente preguntándoles que hacían con los apresados. Como a las comisarías no los podían llevar, Guerrero les indica que los trasladen hasta el Escuadrón. En otra comunicación, transcurrido un lapso de 10 minutos, los gendarmes le explicaban que no eran más de una decena y estaban sobrepasados. Pedían autorización para utilizar las armas reglamentarias. El fiscal cambia la orden y les piden que los liberen y se replieguen. “Esa fue la respuesta que tuve que dar. Pongámonos en situación. ¿Qué les decis? ¿Qué utilicen las armas y tiren? Matan gente”, dijo.
“Lo mismo sucedió en calle Diamante. Personal policial se tuvo que tirar detrás de una camioneta una vez que se les terminaron las postas de goima y salir corriendo porque era muchísima la gente que estaba saqueando ‘San Carlos Hogar’”, dijo.
En tanto, la situación en la Jefatura se respiraba una situación de tensión. Guerrero rememoró que en un momento dado el subjefe Nelson Vega junto con el Jefe de Operaciones tuvieron que escapar a través de la puerta que comunica la Central con Tribunales que estaba trabada con un hierro. “Había tensión realmente con los jefes y los subjefes de la plana mayor de la Policía”, indicó.
“Realmente fue una situación muy traumática. Fue una noche muy difícil”, reitera.
El 9 de diciembre ya estaba en Concordia el Procurador Fiscal de la Provincia, Jorge García, y ellos fueron quienes siguieron con las negociaciones. El clima seguía siendo tenso. “Toda la ciudad estaba con piquetes, la gente armada”. Para Guerrero, la suerte ayudó bastante a que no hubiese más víctimas fatales.
“Una vez que se logó calmar la situación, se iniciaron los tiempos procesales y se hicieron en el mes de febrero la imputaciones. Nosotros ya una vez que se hacen las imputaciones y las detenciones ya que no fue fácil identificar los cabecillas y las personas que estaban más vinculadas”, expresó
El fiscal identificó a dos grupos, entre los policías que estuvieron en la Jefatura, con diferente grado de responsabilidad. Por un lado, a quienes fueron motivados únicamente por una protesta salarial acompañados por los familiares. Y, por el otro, los que “estuvieron en la organización de todo esto y en la planificación”. “Son cuestiones distintas. Lo que pasa es que se produce una mezcla en un determinado momento”, indicó.
La instrucción de la causa avanzó a lo largo del año con la recepción de pruebas y evidencias. En junio pasado, la Justicia otorgó la prisión domiciliaria al grupo de efectivos acusados. Y en julio, los fiscales presentaron la remisión de la causa a juicio. “La idea de la fiscalía era hacer el juicio rápidamente por una cuestión social porque la ciudadanía vivió horas de zozobra, de angustia y se merece una respuesta rápida, un juicio rápido y justo con todas las garantías que se merecen los imputados”, indicó.
No obstante, debido a las medidas adoptadas por los defensores de los imputados (“tendrán su estrategia”, acotó el fiscal) se fue retrasando el inicio del juicio. “Llegamos al día de hoy (5 de diciembre) con la causa remitida y lo que resta es la elección de la fecha de comienzo de proceso oral y público. “La idea era hacerlo este año, creíamos que era importante no solamente por la gente sino también por los imputados porque estar detenido con prisión domiciliaria por ahí genera cierta angustia también para ellos. Es decir, si son inocentes que salgan y gocen de la libertad que merecen y si son culpables que sean condenados y se les aplique la sanción que corresponda”, remarcó el fiscal.
Lo peor y lo mejor de las personas
Mientras en zonas como avenida Presidente Illía, Tavella y Diamante la indefensión era total y los comercios eran saqueados, en el centro también había un movimiento intenso de gente que esperaba la oportunidad para entrar. De hecho lo hicieron en algunos comercios como supermercados o tiendas de electrodomésticos. Alberto Bertoldi, propietario de un comercio de ropa ubicado en la peatonal, no dudó en señalar que si no hubo saqueos fue porque “la misma gente lo evitó”. “Si no hubiésemos estado esos cuatro días en vela, acá se hubiesen producido”, añadió.
A la nueve de la noche, el comerciante volvía de la costanera cuando se entera de que había saqueos. Llegó al centro y divisó a un “montón de gente extraña”. “Esa gente estaba esperando que algún ‘valiente’ tirara una piedra, rompiera una vidriera y ahí aprovechar para hacer actos de vandalismo y robar”, mencionó.
Por ende, los comerciantes tomaron una decisión: cortar la peatonal. “Hicimos barricada, no dejamos pasar a la gente, más allá de que había gente que se enojaba. Primero hablando y después si teníamos que utilizar la fuerza, la utilizábamos. Vi mucha gente con armas; nosotros estábamos con palos y un par de cosas más”, dijo. Luego reflexionó que se arriesgaron a perder la vida para que no rompan una vidriera. “Si te ponés a pensar, capaz te quedas en tu casa”.
Entre tanto, fueron a charlar con los policías que estaban en la Jefatura. “Y fuimos agredidos no sólo verbalmente sino físicamente. A mí me pegaron patadas, me pegaron con una goma. Y no sufrimos más agresiones porque nos retiramos. Si hubiésemos seguido ahí o hubiésemos reaccionado o tenido un altercado de palabra, no sé si lo estaríamos contando porque los ánimos estaban muy caldeados. Vi gente tomada, en un estado en el que la gente no piensa”, recordó.
“La verdad es que tuvimos mucha suerte”, manifestó. Para Bertoldi, si hoy se estuviese hablando de muchas muertes “no hubiese sido para nada extraño”. “Hubo muchas armas manejadas por gente inexperta. Yo estuve en un episodio en que a un policía se le escapa un tiro. Tranquilamente podría haber pasado cualquier cosa”, reflexionó.
“Yo encontré lo peor de las personas y lo mejor de las personas porque de un lado veías un montón de cosas bajas de las personas y del otro lo solidario que somos ante circunstancias adversas como las que vivimos y como haciendo unión se puede lograr un montón de cosas”, recordó.
Al mismo tiempo, criticó la falta de contención de las autoridades municipales. El reproche se debe ante la falta de planificación, organización ni comunicación alguna ante la situación que se vivía. En tal sentido, remarcó que lo único que sabían que no había policías en las calles pero desconocían por cuanto tiempo y quien se iba a encargar de cuidar el orden mientras tanto. Al mismo tiempo, muchas radios jugaban un papel “alarmante” y “sembraban el caos”.
Por ello, el comerciante manifestó que debió haberse implementado una especie de centro de información, como un Comité de Crisis, que emita datos fidedignos. Los rumores sobre la llegada de camiones de tal o cual barrio con gente dispuesta a entrar en los comercios generaban un “pánico atroz”.
DIARIOJUNIO charló con dos concejales del oficialismo al respecto. Ambos coincidieron en que se trata de una iniciativa interesante pero al mismo tiempo aseguraron que no se habló nunca ni hay proyecto alguno respecto de elaborar una especie de protocolo para seguir en ese tipo de situaciones o establecer algún centro de información similar a la Junta de Defensa Civil en casos de emergencia.
“Al único que vi de refilón porque andaba con un auto con dos custodias fue al viceintendente (Alejandro Casañas). La municipalidad estaba cerrada y entonces… ¿para que tenemos autoridades? ¿Para que tenemos concejales, un intendente? ¿Para que cuando pase un casos de estos, ellos se escondan debajo de la cama? Yo también tenía miedo; todo el mundo tenía miedo”, se preguntó.
Por último, indicó que va a colocar el recordatorio del listón negro en la vidriera del comercio. “No me voy a olvidar nunca y voy a hacer que mis hijos siempre lo recuerden porque el gran problema de los argentinos es la memoria frágil que tenemos”, indicó Bertoldi.
Saqueadores a Tribunales
El fiscal Fabio Zabaleta indicó que se imputaron por robo agravado o encubrimiento a 140 personas por los saqueos. De ese total, una decena fueron condenados por robo agravado a 3 años de prisión. En tanto, una treintena fueron a un juicio abreviado y recibió la misma pena, tres años, a lo que se sumó 250 horas de trabajo comunitario. Hay que aclarar que todas las penas, al ser de tres años, fueron de cumplimiento condicional o sea que ninguno de las personas juzgadas y sentenciadas fue a la cárcel.
El grupo más numeroso de los imputados corresponde a unos 60 vecinos que hicieron entrega de manera voluntaria de los bienes que tenían en su poder. Zabaleta destacó que a medida que iban a los barrios con órdenes de allanamiento, muchos optaron por evitar ser allanados y devolvieron los elementos aduciendo que habían sido traídos por un familiar, un vecino o que habían llegado a su casa sin saber cómo. En esos casos, la Justicia optó por conceder la suspensión del juicio a cambio de 250 horas de trabajo comunitario durante tres años más una serie de reglas de conducta como presentarse periódicamente en el Juzgado, etc.
Y queda el caso de aquellos imputados por encubrimiento que no se acogieron al beneficio del juicio abreviado. Se trata de una veintena aproximadamente. En este caso concreto, los fiscales esperan poder llegar a esa instancia el año que viene pero no se sabe si se podrá agrupar en un solo proceso a todos o deberán ser juzgados en forma individual.