El crimen se descubrió la mañana del 25 de diciembre. Petrona Fossatti, vecina de Pivas, fue a saludarlo por la Navidad. Golpeó a la puerta y el hombre no respondió. Entonces decidió entrar y encontró a su vecino tirado en el piso de la cocina, muerto, en medio de un charco de sangre y un gran desorden.
La Policía y el juez de Instrucción José Luis Polimeni no tardaron en llegar a la casa. Secuestraron el cuchillo y también un preservativo usado. Cuando la autopsia reveló que el hombre había recibido 25 puñaladas entre el pecho y el cuello llegaron a una rápida conclusión: la forma con que lo habían asesinado evidenciaba saña, odio y venganza.
Rápidamente dieron con Larrea, a quien detuvieron en su casa del barrio «La Manzana Podrida». La joven, analfabeta y madre dos hijas, había quedado embarazada a los 15 de su pareja, quien en el momento del crimen estaba desocupado y sacaba unos pocos pesos vendiendo estampitas.
Una triste historia
Todo comenzó cuando un amigo de la pareja de Larrea, quien estaba sin trabajo desde hacía tiempo y necesitaba dinero para alimentar a sus hijas, le sugirió que la enviase a ver a Julio Pivas, un cincuentón solitario que solía pagar por sexo.
El abogado de Larrea, Eleazar Varón, trató de demostrar que su clienta desempeñaba tareas domésticas en la casa de Pivas. Alegó que el 24 de diciembre fue a la casa por primera vez para limpiarla, y que estando allí el hombre le ofreció 25 pesos a cambio de sexo.
La defensa argumentó que, luego de acostarse con ella, Pivas no quiso pagarle. Y entonces la golpeó y la amenazó de muerte hasta que ella reaccionó y se defendió con el cuchillo que penetró 25 veces sobre el cuerpo del hombre. Dos de las heridas fueron mortales.
Sin embargo, durante el juicio los testigos no avalaron con sus testimonios esa versión. En el juicio, los testigos revelaron que un amigo le aconsejó a Larrea que fuera a ver a Pivas que solía pagar por sexo. Otros testigos, además, aseguraron que el 24 de diciembre no fue la primera vez que Larrea visitó la casa.
Durante el debate oral también quedó acreditado que Larrea no era prostituta, y que Pivas fue el primer hombre con el que tuvo sexo a cambio de dinero. Sobre el motivo de la pelea que terminó en crimen se oyeron dos versiones. Una, que el hombre se negó a pagarle luego de acostarse con ella. Otra, que intentó someterla a alguna práctica sexual a la que la mujer se habría negado.
El Tribunal de la Cámara Penal integrado por los jueces Fabián López Moras, Javier Seró y Pascual Fervenza dio por acreditado que durante la Nochebuena pasada Larrea cometió el crimen sin estar bajo un estado de emoción violenta, tal como quiso demostrar su abogado Eleazar Varón. Para los jueces, la joven actuó con «raciocinio»: luego del crimen se lavó las manos en un fuentón, tomó dinero y huyó.
En su alegato el fiscal Diego Young descalificó el argumento de la defensa, rebatió la hipótesis de que Larrea era empleada doméstica de Pivas, y pidió los 15 años de prisión que el tribunal aplicó.