Actualmente, para instalar carteles en las calles, avenidas y accesos de la ciudad, se exige una habilitación de la Municipalidad. Si bien se solicita un informe de Policía Municipal y de Planeamiento Urbano, no hay una legislación acorde sobre el tema. Desde carteles en el Acceso o los bulevares, hasta verdulerías y confiterías que utilizan veredas indiscriminadamente, todo podría quedar comprendido en una nueva normativa.
La legislación intentará ordenar la aplicación de una tasa que se debe pagar por ocupar el espacio público, que actualmente no se especifica bien qué implica esa ocupación, y por eso en la mayoría de los casos hay extralimitaciones.
Carrozzo manifestó que estuvo trabajando varios meses para darle forma a esos ítems en un expediente: “Ya está armado, pero quiero que lo vean las áreas implicadas: Policía Municipal, Hacienda, Tránsito, Fiscalía y Asuntos Jurídicos, para que me hagan informes y aportes a lo que hice. En función de eso vamos a elevarlo al Concejo Deliberante para que lo trate y lo defina. Contando con una ordenanza de esa naturaleza, podremos realizar inspecciones y comenzar a solucionar problemas”.
La contaminación visual se refiere al abuso de ciertos elementos “no arquitectónicos” que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto rural como urbano, y que suelen generar una sobreestimulación visual agresiva, invasiva y simultánea.
La cartelería publicitaria es el agente más notorio por su impacto inmediato, buscando estímulos en el ser humano mediante la información indiscriminada, y los múltiples mensajes que invaden la mirada y que pueden ser perjudiciales. Además, la simultaneidad de estos estímulos en los automovilistas, pueden transformarse en disparadores de accidentes de tránsito.