De las salas que en su momento fueron cerradas con llaves y cadenas “faltan muchas” cosas cuentan quienes aún recorren el lugar o permanecen por cuestiones de trabajo.
Artefactos eléctricos, parte de equipamiento que esperaba ser trasladado, muebles chicos, pinotea de los cielorrasos de algunas galerías, ya no están. A dos aparatos de esterilización les han sacado las tapas de bronce, que se sabe tienen mucho valor.
Un solo guardia, que resulta insuficiente, es el que se ha destinado para custodiar al gigante dormido. Diez pabellones que agonizan entre pastizales, plagas y manos ajenas que aparecen vaya a saber a qué hora para llevarse lo poco que va quedando.
Nada se dice y nada se sabe aún sobre cuál será el destino que se le dará, pero es fácil imaginarse que si esta situación continúa, volver a darle una utilidad en forma práctica y rápida, será difícil.
Las autoridades no responden
José María Martínez Ferraris empleado en la sección Vacunación cuenta que, en reiteradas oportunidades desde que se realizó el cambio de edificio, se ha informado de los faltantes a las autoridades del hospital, pero “no han tomado ninguna resolución al respecto”.
Por otro lado, señaló que “desde diciembre se habla que el responsable de lo que será el Hospital residual será el doctor Hugo Cettour quien hasta el momento, no se ha hecho cargo y tampoco se conoce ningún decreto sobre su designación”.
En el edificio funcionan aún las áreas de Vacunación, Reconocimiento Médico, Droguería, Delegación ministerial de Acción Social, entrega de bolsones de alimentos y leche y las reparticiones de Toxicología, Criminalística, el RENAR de la Policía.