El titular de Proteger aseguró que el manejo del agua de Brasil “evidencia la falta de coordinación entre los países”. Puntualizó que hay carencia de una “política de manejo de los recursos hídricos compartidos en la Cuenca del Plata”. Aseguró que la advertencia la hizo cuando las Cataratas del Iguazú se secaron en junio de 2006 por la retención del agua en las represas, y luego en 2007 cuando arreciaron las noticias sobre la presión para construir nuevas represas y megaplantas de industrias sucias. “Menos caudal y más contaminación es una ecuación que no cierra”, señaló.
“Todo indica que vamos hacia un verdadero caos en la Cuenca. Las grandes obras y las transformaciones insustentables a gran escala están generando crecientes conflictos entre sí y con la gente. El descenso del agua subterránea a causa de los monocultivos es parte de lo mismo. Los impactos negativos se potencian y se acumulan –habrá un costo social muy grande”, subrayó Cappato, quien es también el coordinador nacional del Comité Argentino de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).
En los últimos años se construyeron en Brasil cuatro importantes represas que ya están funcionando: Itá, Machadinho, Passo Fundo y Barra Grande. Otras cinco están en distintas etapas de ejecución: Campos Novos, Chapecó, Quebra Queixo, Monte Claro y Castro Alves. Mientras, quince más se están planificando: San José, San Juan, Itapiranga, Pai Queré, Monjolinho, San Roque, Garibaldi, Chapecozinho, Santo Domingo, Pery, Nova Erechim y Passo da Cadeia, y las binacionales Garabí, Roncador y San Pedro.
Cappato consideró, en otra entrevista, que “en pocos años estas casi 25 represas convertirán al río Uruguay en un conjunto de grandes estanques donde habrá desaparecido la pesca como actividad rentable, quedarán inundados humedales y bosques en forma permanente y habrán disminuido enormemente la biodiversidad y la calidad del agua, un patrimonio de extraordinario valor económico y social en el siglo XXI”.
Asimismo, explicó que los embalses de estas represas retendrán el agua, sobre todo en los períodos de sequía, acentuando las bajantes del río Uruguay. “El caudal del río Uruguay es muy inferior por ejemplo al del Paraná y puede registrar bajantes extremas. Imagínese que si las represas, sobre todo Itaipú y Yacyretá, agravaron la última bajante de un río como el Paraná, lo que puede suceder con el Uruguay. Con más de veinte represas, en un período seco o de pocas lluvias vamos a cruzar el río Uruguay a pie. Si me permite la ironía, se terminarán los problemas con los cortes. Pero tampoco habrá agua”.