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Con la excusa del respeto institucional

Por Werner Pertot

Con la cautela del caso, el gobierno de Mauricio Macri emitió un comunicado en el que aseguró que “respeta el proceso institucional” en Brasil que culminó con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Macri, quien fue el primer presidente en recibir al canciller de Michel Temer, se encontraba ayer en viaje hacia Qatar, pero en el Gobierno evaluaron como positivo que haya concluido el proceso. Luego de reconocer al nuevo gobierno, desde la administración de Cambiemos se disponían a trabajar “para la resolución de los temas de mutuo interés en la agenda bilateral”.

Tras la destitución de la presidenta brasileña, en el Gobierno argentino fueron muy cuidadosos con las palabras. La Cancillería elaboró un comunicado que se tituló: “Proceso institucional en Brasil”. Un contraste claro con los sectores de la oposición argentina que cuestionaron la decisión.

“Ante los sucesos registrados el día de hoy en Brasil, el Gobierno argentino manifiesta que respeta el proceso institucional verificado en el hermano país y reafirma su voluntad de continuar por el camino de una real y efectiva integración en el marco del absoluto respeto por los derechos humanos, las instituciones democráticas y el derecho internacional”, aseguró el comunicado de Cancillería, que fue supervisado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

En el texto, advirtieron que “Argentina renueva su deseo de continuar trabajando con el gobierno de Brasil para la resolución de los temas de mutuo interés de las agendas bilateral, regional y multilateral, así como para el fortalecimiento del Mercosur”, lo que implica que el Gobierno argentino reconoce la legitimidad de la administración de Temer.

La posición argentina no fue una sorpresa, si se tiene en cuenta que Macri fue el primer presidente en recibir al canciller de Temer, José Serra. Allí mismo, Serra anunció que buscará la flexibilización del Mercosur y el alineamiento con los Estados Unidos. Además de con Macri, Serra estuvo reunido en esa oportunidad con el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, para conversar sobre el comercio.

En esa visita, la canciller Susana Malcorra advirtió lo que se reiteraría en el comunicado de ayer: “Hubo un procedimiento que se ha seguido a rajatabla y no encontramos que en el haya ninguna razón para que el proceso no haya sido legal. Hemos estado mirando muy de cerca”.

Cuando viajó por los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, Macri fue recibido por Temer en el Palacio Itamaraty y ambos mostraron sintonía en diferenciarse del gobierno de Nicolás Maduro y en cuestionar la presidencia de Venezuela en el Mercosur.

Todas las veces que le preguntaron por el impeachment en Brasil, Macri eligió la misma frase para responder: “Para nosotros es fundamental lo que pasa en Brasil porque es nuestro principal socio. Nos afecta a todos los argentinos”. El Presidente había elegido Brasil como su primer destino internacional para mostrar su valor como socio estratégico. En ese momento, se reunió con la ahora destituida presidenta y dijo que no le correspondía opinar sobre el juicio político. Cuando suspendieron a Dilma Rousseff, Macri dijo que Brasil “tiene un sistema democrático fuerte, sólido, con instituciones que realmente se han consolidado en el tiempo y se consolidan cada día más. Al final del proceso, Brasil saldrá fortalecido de esta crisis”.

Está claro que en el Gobierno seguirán de cerca las consecuencias económicas que podría tener el cambio de mando en Brasil. “Lo único positivo es que terminó el proceso y no hay más incertidumbre”, indicaban en Casa Rosada, donde esperan que Brasil deje de traerle malas noticias a la industria argentina. Por otra parte, el gobierno de Temer puede ser un aliado para el de Cambiemos a la hora de avanzar en tratados de libre comercio con otros bloques regionales y con Estados Unidos.

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