“La cuestión sencillamente consiste en que un diputado del oficialismo mayoritario mociona el cierre del debate. Cuando esto ocurre la Presidencia haciendo gala de un apego fortísimo al Reglamento pone a consideración la moción y, obviamente, el debate queda cerrado. Esto sucede, como en el caso de la fecha, aún cuando se tiene pedida la palabra con antelación a que el citado diputado “cierrista” lo hubiere hecho; es decir que se está en la lista de oradores. De allí en más nada es posible decir.
Por ese motivo es que me veo en la obligación de recurrir a los medios para que se pueda saber qué es lo que quería decir en la mencionada sesión cuando en forma tempestiva había ejercido mi derecho a pedir el uso de la palabra.
La sesión en cuestión tenía por objeto el tratamiento de un proyecto de ley venido en revisión por el que se dispone la intervención en la Junta de Fomento de Conscripto Bernardi, Departamento Federal.
Nuestro Bloque del Nuevo Espacio Entrerriano no acompaño la intervención como herramienta política para solucionar el conflicto, quizá por eso ambos oficialismos no se inmutaron cuando se reclamó el atropello a no permitir el uso de la palabra.
Qué era lo que quería decir este Diputado Provincial del Nuevo Espacio Entrerriano en la sesión?
En la mañana de hoy viajaba desde la ciudad de Feliciano (fui a ésta para presentar personalmente el Anoticiamiento Fiscal por las graves denuncias formuladas por el médico Mario Yánez) a la de Paraná justamente para concurrir a la sesión. En el puesto caminero del cruce de esta ruta con la que va a La Paz mientras la Policía hacía su rutina de controlar documentación salió el tema y los policías me hicieron saber que ellos eran de C. Bernardi y que no participaban en política, que llegaban a sus casas y trabajaban sus huertas pero que no podían dejar salir a sus gurises a la calle por los líos que había. Pensé entonces que era cierta la existencia de la “convulsión social” a que refiere el Ministro Sergio Daniel Urribarri en su informe que consta en el expediente. Sin embargo, tras cartón, me afirmaron que sólo se trata de un puñado de gente que anda haciendo lío, con lo que el razonamiento debe tomar otra postura. Y a ello agregaron que si algo les pasaba a sus críos ellos no sabían cómo iban a responder; se les notaba que presagiaban un mal final para ellos, porque sin duda se imaginaban dando una respuesta que luego algún expediente iba a decir que esa pensada o temida conducta se encuentra incursa en tal o cual artículo del Código Penal.
Creo entonces que el caso refleja con absoluta y palmaria claridad la decadencia total y completa de los partidos políticos tradicionales de esta Provincia, que hoy más que nunca se los puede llamar Partido Unico o de la disolución de la democracia.
Si uno piensa y cae en la cuenta que han tenido veintiún años en el pleno ejercicio del poder, para politizar y democratizar al pueblo y lo único que logran hacer –o quizá saben– cuando tienen un pequeño escollo es partidizarlo.
Parece que no caen en la cuenta que lo que logran es que en el pueblo vean al otro como enemigo y no como adversario; quizá estén tan metidos en su perverso juego de internas y de luchas por el poder o la caja, en su caso y por ello no lo adviertan.
Y cuando se encuentran que la situación no responde a sus mandos naturales inventan una Intervención como modo de conciliar lo que ellos se han encargado en forma desembozada de no armonizar.
A ambas puntas del Partido Unico le cabe el sayo: el propio Presidente del Partido Justicialista (devenido en Ministro de Gobierno, Justicia, Educación, Obras y Servicios Públicos y Presidente de la Cafesg) Sergio Daniel Urribarri reconoce que el candidato de su partido no ganó (…Nunca antes sucedió que una lista partidaria resultara vencedora en el escrutinio provisorio y, llevadas las actas ante la autoridad electoral, apareciera perdiendo los comicios…”); la U.C.R. recurrió a la Justicia pero lo hizo extemporáneamente (llegaron tres horas después de habérseles vencido el plazo para reclamar).
Unos baten el parche de haber ganado y de la ignominia de asumir un cargo por parte de alguien que no ha ganado; otros el de la sentencia judicial; mientras tanto del pueblo, ¿cuándo se ocuparon?
La herramienta pergeñada por el P.U. es un gigante con base de arena. Su estructura técnica no resiste los embates de una mínima crítica, la inconstitucionalidad se le desborda por todos lados; el tiempo lima las asperezas cuando hay olvido o amor; y aquí falta amor, mucho amor.
Estos políticos tradicionales no conciben al pueblo como un fin, se les transforma solo en un medio para llegar al poder. De no ser así un conflicto de esta naturaleza no habría podido prosperar.
Se equivocaron como lo han hecho en innumerables veces, muchas mas de las que dicen se han arrepentido.
Es evidente que no conocen y menos aún conciben el renunciamiento como modo válido y superador; quizá porque se parte de la certeza de negarse a reconocer en el otro a un semejante”.