A raíz de las notas publicadas por este medio sobre el conflicto por el precio de la carne en nuestro país y la imposibilidad creciente de muchos ciudadanos de darse ese gusto tan autóctono de comer carne a la parrilla, un lector argentino nos mandó desde España una foto de una parrilla con abundante asado esperando por su punto justo de cocción, y contó que en Málaga, España el asado cuesta 6 euros el kilo.
El cambio oficial a la fecha dice que un euro equivale a 114,10 pesos, lo que da un precio de 684,60 para ser exactos, 700 para promediar, muy por debajo de los 800 y 900 pesos que puede costar un corte de costilla o vacío vacuno en la Argentina, país donde hay más vacas que personas.
Si lo llevamos al euro “paralelo” o “blue”, el kilo resulta en 1188 pesos, pero la comparación sería inapropiada dado que los commodities se comercializan al tipo de cambio oficial de la moneda fijado por el Banco Central de la República Argentina.
El ingreso promedio en aquel país de Europa ronda los 1600 euros, lo que equivale (dividido por 6 euros el kilo asado) a 267 kilos mensuales de ese corte tan valorado en nuestro folclore culinario.
En la Argentina, donde cada vez está más claro que se gana en pesos, pero la comida cuesta en moneda extranjera, el salario (sueldo mensual) medio después de impuestos (neto) ronda los 338 euros, es decir unos 38600 pesos (según preciosmundi.com). Suma que, tomando un valor de 800 pesos para la costilla o el vacío, equivale a 48 kilos por mes.
No sólo la gran diferencia de ingresos salta a la vista, sino el abuso de unos pocos, que pagan muchos de sus costos en moneda nacional, en particular los salarios, en perjuicio de la mesa de la enorme mayoría de los argentinos.
