martes 14 de octubre de 2025

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COLLAZUOL : “la ayuda social sirve por un tiempo, nada más”

¿Observa un mejoramiento del bienestar social en la comunidad con el crecimiento económico y el mejoramiento de algunos indicadores sociales?

– Los datos estadísticos muestran que ha bajado la desocupación, la pobreza, pero hay mucha gente que está sin trabajo sostenidos por planes sociales, esto hace que algunos índices, como de pobreza e indigencia haga que no se note tanto. Más allá de los datos estadísticos hay que ver la realidad, al asomarse a las calles de los barrios uno ve que muchos son los que viven condiciones de pobreza muy grande.
Todo esto de los planes de diversos tipos ayudan a paliar algo la situación, pero nunca podemos ponernos contentos con eso, debemos encontrar la medicina para sanar el fondo del problema.

¿Comparte la política social implementada por el Estado, hay un rumbo estratégico a la integración social?

-La ayuda para la emergencia siempre es buena, es una necesidad, pero para que no se vuelva crónica, debe ir acompañada por otras acciones que en el tiempo las pueda revertir. Sobre todo en materia de educación, nosotros tenemos en este momento una paradoja, vivimos un momento de una cierta reactivación de varios sectores de la producción, hay un exceso de desocupados, pero una carencia de mano de obra calificada que las empresas están requiriendo, esto muestra de cómo estamos. Entonces esto solamente se revierte con un proceso de formación, de educación, de prepararlos para el requerimiento del momento actual.

¿La Iglesia en Concordia qué hace frente a ésta realidad, como acompaña las políticas sociales?

-Nosotros acompañamos con lo nuestro con la acción de Cáritas, que es la acción de la caridad organizada desde la Iglesia, con lo que aportan los fieles. A veces en una actitud asistencial, pero tendiendo a ideales de promoción integral de las personas. En algunos casos hay proyectos de capacitación laboral en las parroquias para ayudar a la inserción al mundo del trabajo, fundamentalmente a los jóvenes. También con comedores en algunas parroquias, donde se cuenta con subsidios del Estado, acá hay una buena colaboración.

¿Considera que con estas ayudas por parte del Estado, favorece a superar las desigualdades estructurales que lleva a inequidades e injusticias?

-Primero hay que preguntarles al gobierno porque son sus cuestiones. Segundo la ayuda social sirve por un tiempo, nada más, si no hay políticas que ayuden al crecimiento y a la producción de las personas, no se está preparando a la gente para una pertenencia más equitativas de las exigencias sociales.

¿En este tiempo que está al frente de la Diócesis, como definiría la pobreza, estructural por una economía injusta, política porque no hay políticas orientadas para salir de ellas o cultural?

– Hay muchas realidades que se presentan como modelo en nuestra comunidad, una es una concepción que nos está invadiendo como la de obtener dinero fácil y hacer lo que quiero que muchas veces se llega a frustraciones. Mientras no se estimule el valor de la laboriosidad, del esfuerzo personal, del estudio que hoy está desacreditado sobre todo en muchos jóvenes que es común escuchar decir, para que estudiar si después no te sirve de nada, si no hay inserción laboral, entonces más bien vivimos el presente. Esto influye muy negativamente en nuestra sociedad, pero fundamentalmente en nuestras jóvenes generaciones. Por eso digo: debemos estimular por encima de todo, el valor del trabajo, del estudio, de la familia y de la nación, que son los que hicieron grandes en algunos momentos a nuestra patria. Y esto es responsabilidad de los gobernantes, de la sociedad, de los pastores, de los periodistas, de los educadores, del político, de la justicia, de todos. Acá no es contraponer el gobierno y la sociedad civil, que el gobierno es culpable y la sociedad no, acá hay responsabilidad que nos compete a todos, también de los empresarios que no solo están para generar trabajo y riquezas ,sino para dar testimonio a nuestros jóvenes de cómo constituirse desde la justicia distributiva.

¿A que aduce la gran proliferación en estos últimos años en Concordia de nuevas prácticas espirituales?

– Es cierto hay muchas, hemos constatado que hay en el fondo una necesidad de Dios. A veces esa necesidad se lleva a cabo por diversos caminos, así también en algunos casos con diversos estilos. El mensaje religioso no siempre es la búsqueda de Dios, sino la búsqueda de uno mismo, está en ésta comunidad eso de que a través de la oración del pastor, tenga salud, no tenga problemas, solucione los problemas de familias, entonces en definitiva la búsqueda no es religiosa, porque la religión es la voluntad del hombre con la voluntad de Dios.

¿Pero la gente de barrio, que en el 70% son pobres, dice que estas religiones se acercan más a los barrios proponiendo proyectos de vida, con mensajes distintos, con compromisos con los más pobres?

– Insisto acá hay más bien la búsqueda de uno mismo. Pero yo creo en el fondo, que esto muestra en cierta forma de una religiosidad muy desordenada, hasta en algunos casos se mezcla lo satánico o de magia. Si hay que valorar la búsqueda de Dios aún por otros caminos, que podamos ver nosotros en el fondo del alma de las personas algo que trascienda. Estar más cerca de la gente es llevar el mensaje de la boca salvadora de Jesús, a través de la vida de la Iglesia en todas sus manifestaciones como es la enseñanza de la vida en comunidad y la caridad como el alma de todos.
Esta proliferación nos toca a nosotros como un llamado a la reconciliación permanente, hay muchos resentimientos en la sociedad, hay que mostrar gestos.

El víspera de celebración Pascual cual es su mensaje

El mensaje de Pascua es la reconciliación con Dios, para tomar fuerza, para reconciliar a la sociedad, para trabajar fraternalmente y encontrar la equidad.
El secularismo actual quiere intentar construir una sociedad sin Dios, como diciéndonos no te metas en la política, en nuestras vidas, no intentes buscar la equidad. Hoy se habla mucho de consensos, pero no se habla de los fundamentos últimos para la verdad y el bien que sean vividos en la sociedad. Los consensos se violan sin ningún escrúpulo, los consensos pueden cambiar muy rápidamente, no tienen un fundamento permanente. Esta es una sociedad que no se basa en consensos, sino en valores permanentes, aquellas que constituye lo permanente en las personas humanas y esto es lo que nosotros tenemos que rescatar en este momento.
Cada uno debe asumir sus propias responsabilidades, que cada uno reconozca al otro como un hermano, no que se aproveche de el. En esta construcción secularizada hay dos cosas que no se entiende, una es el servicio y otra el sufrimiento, y esto lleva a que esta sociedad sea conflictiva, a que la convivencia no tenga esos fundamentos permanentes estables.

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