COIMEROS ABSUELTOS : Los gendarmes libres de culpa y cargo

La medida benefició a los gendarmes Ángel Daniel Acuña, formoseño de 26 años, Juan Martín Franco, salteño de la misma edad, y Fabio Daniel Saldivia, uruguayense de 43 años, integrantes del Grupo Seguridad Núcleo, dependiente de la Sección Seguridad Vial del Escuadrón 6 Concepción del Uruguay, quienes habían sido acusados por un camionero de nacionalidad chilena de cobrarle una coima en un operativo de control vehicular y documentológico en el cruce de la Autovía 14 y la ruta provincial 39. Los jueces también absolvieron a Sandra Paola Padilla, misionera de 26 años, contra quien el fiscal José Ignacio Candioti no formuló acusación por considerar que no había elementos para imputarle el delito. En su caso, el tribunal dejó expresado “que el siguiente proceso no afecta el buen nombre y honor del que hubiere gozado”, distinguiendo así su situación de la de sus compañeros. El 18 de septiembre se conocerán los fundamentos de la decisión del tribunal, pero la sentencia habilita a los gendarmes a solicitar su reincorporación al servicio activo después de estar cuatro años en condiciones de disponibilidad. 

Los hechos 
El 15 de agosto de 2010, Manuel Figueroa Salinas, de nacionalidad chilena, conducía un camión cargado con fardos de celulosa desde Santiago hasta Montevideo, Uruguay. A las 21.30 llegó al puesto de Gendarmería en el cruce de la Autovía 14 y la ruta provincial 39, en el acceso a Concepción del Uruguay. 
Los gendarmes le hicieron señas para que detuviera el camión y uno de ellos, luego se supo que era Franco, le hizo notar que el tacógrafo no tenía el disco que registra la medición de velocidad a la que circula el camión. 
Hasta aquí, el relato de los hechos coincide entre lo que declaró el camionero y el descargo que hicieron los gendarmes. El camionero diría luego que el gendarme le explicó que la multa le costaría 0, pero que se podría arreglar de otra forma. El chofer le mostró que tenía solo en su billetera. El agente se los manoteó y hasta se metió en la cabina para quedarse con un billete de que se había caído entre sus piernas. Y después lo dejó seguir. En la denuncia dejaría asentado que cuando se iba escuchó el nombre de “Acuña”. 
Al llegar al siguiente puesto, en el cruce fronterizo Colón-Paysandú, denunció lo que le había ocurrido, primero ante un alférez y luego ante el jefe del puesto, Alberto Farías. 

Decisión 
El veredicto del tribunal hizo lugar a lo solicitado por los defensores Julio Alberto Moretti y Sergio Fabián Roh, quienes denunciaron irregularidades que se habrían cometido durante las actuaciones prevencionales a cargo de Farías. 
En ese sentido, señalaron el acta del procedimiento no se confeccionó en cada uno de los lugares donde se constataron los hechos, sino en el escuadrón de Gendarmería en Concepción del Uruguay, al finalizar todas las actuaciones. Así, por ejemplo, cuestionaron que no haya una constancia de la denuncia materializada en Colón, ni de la requisa a que fue sometido Acuña en el cruce de las rutas 14 y 39, ni de la requisa que se le practicó a Franco en el puesto caminero de Colonia Elía, ni de la detención de Saldivia. Sobre este último hecho, apuntaron, además, que en el acta consta que el agente fue arrestado a las 3.05 del 16 de agosto, pero su ingreso en el libro de guardia de Gendarmería quedó registrado a las 6.20, es decir, tres horas después. 
Los defensores también hicieron hincapié en “las mendacidades de Farías”, a quien tildaron de “violento” e inclusive sugirieron que sea acusado por “falso testimonio”. 
A partir de la declaración de nulidad del acta que da inicio al expediente judicial, el tribunal invalida la posibilidad de valorar las pruebas que sostenían la acusación contra los gendarmes Acuña, Franco y Saldivia. El fiscal José Ignacio Candioti, en su alegato, aseguró que “los tres actuaron en forma concertada para detener el camión: Franco llevaba la voz cantante, pero los otros dos prestaron una colaboración necesaria para cometer el hecho” y recordó que Franco llevaba un galón que lo identificaba como otra persona “a sabiendas de que podría perjudicar a un compañero” con su accionar. Más aun, afirmó que “Franco no debía estar en ese puesto”, ya “no tenía motivos para detener al camión” y “no estaba autorizado a realizar ese control”. 
Si bien reconoció “algún problema” en la confección del acta –porque se elaboró íntegramente en el escuadrón de Concepción del Uruguay–, aclaró que eso “no la invalida”, al tiempo que destacó el trabajo de Farías. 
Asimismo, destacó el valor de la prueba documental, especialmente los mensajes de texto que se cruzaron Franco y Saldivia, que estaban en puestos distintos. 
–Está pobre la bocha, yo llevo 400 y ya me retiro –le dijo Franco de esa noche. 
Y otra comunicación involucró también a Acuña: 
–¿Ya le enseñaste a Acuña? –preguntó Franco. 
–Jaja, maso, pero le falta –contestó Saldivia. 
En ese sentido, el fiscal cuestionó por “inverosímil” el descargo que ensayaron los gendarmes respecto de que “estaban bromeando”. 
Lo cierto es que, al ser requisados, a Franco se le detectaron 0 en billetes enrollados, y Acuña fue desmentido por dos personas sobre la propiedad de un billete de que le encontraron en un bolsillo. 
Sin embargo, nada de eso llegó a ser valorado por el tribunal.

Fuente: El Diario

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