Luego de catorce meses de juicio y a trece años y medio de los hechos ventilados, los jueces Miguel Pons, Guillermo Gordo y Fernando Ramírez consideraron en un fallo de una veintena de páginas no probada la existencia del supuesto delito denunciado por el arrepentido Mario Pontaquarto.
La parte resolutiva del fallo fue leída esta tarde ante los acusados en la sala Amia de los Tribunales orales de Comodoro Py, donde tambien se dieron cita como público varios de los ministros del ex presidente, como Nicolás Gallo, Hernán Lombardi y Jorge de la Rúa, y el hijo del ex presidente, Aíto De la Rúa, pero los fundamentos del fallo serán difundidos después del año nuevo.
“Este juicio oral de casi dos años y 300 testimonios demostró la verdad y dejó a mi gobierno libre de cualquier sospecha de corrupción”, declaró De la Rúa al dejar el edificio de los tribunales de Comodoro Py tras la absolución de todos los acusados en la causa iniciada en 2003.
En una declaración leída al retirarse de los juzgados, De la Rúa agregó que el fallo “sirvió para demostrar que todo fue una infamia de principio a fin y que el hecho no existió”.
Finalmente, el ex mandatario destacó que la denuncia del ex secretario parlamentario de la Cámara alta, Mario Pontaquarto, quien también resultó absuelto, “fue el punto de partida de un complot político”. “La absolución reivindica mi dignidad y la de mi gobierno”, sentenció De la Rúa.
Pontaquarto, quien se había autoincriminado como el que repartió dinero entre senadores del Partido Justicialista para aprobar una ley de reforma laboral, consideró que el fallo de la justicia “fue vergonzoso».
Pontaquarto sostuvo que la resolución del tribunal «le hizo mucho mal a la justicia» y destacó que los magistrados «tenían la oportunidad de hacer un fallo ejemplar».
«La Justicia decidió esto. Entonces, que se haga cargo la Justicia», señaló el ex funcionario legislativo, y recordó que «este es el mismo tribunal que absolvió a todos en el juicio por la voladura de la AMIA». Asimismo, agregó que él mismo «debería haber tenido una condena».
«Si no se pudo probar, es un problema de la justicia. No era mi obligación investigar. Yo relaté cómo fueron los hechos», destacó.
Además, indicó que se va de los tribunales federales «con la conciencia tranquila a disfrutar en paz» con sus hijos y su mujer, que fueron quienes lo acompañaron durante la lectura del veredicto.