Hoy, después de que muchos clientes -algunos de edad avanzada y de grupos de riesgo- estuvieran más de una hora en la intemperie esperando por un cajero automático, autoridades de la sucursal local del banco Santander los hizo entrar, abriendo la puerta que conecta la zona de los cajeros con el interior de la sucursal del banco y pusieron a los empleados a atender por ventanilla. El procedimiento fue hecho cumpliendo con las medidas sanitarias y dejando entrar de a dos o tres personas por vez.
Una escena similar se habría dado en el banco Galicia la semana pasada.
El suceso demuestra que no habría imposibilidades concretas para llevar a cabo un procedimento similar a diario dentro de las sucursales bancarias y evitar así las largas filas donde muchas veces no se respeta el distanciamiento social y en la que los clientes deben soportar por horas las inclemencias del tiempo.
Cabe recordar además que, en 2014, la Provincia sancionó la Ley Nº 10.236, que considera como “práctica abusiva” las esperas superiores a los 30 minutos, en comercios y entidades financieras, bancarias, supermercados, empresas de servicios y organismos del Estado.