Lejos quedó aquella familia, que tradicionalmente tenía capacidad de ahorro y que por ello podía acceder a comprar un metro de vivienda por mes, una cuestión imposible para estos tiempos, aún con crecimiento, mayor empleo y estabilidad económica.
Sin oferta de financiación, una familia clase media tipo para llegar a la vivienda propia, debe disponer el equivalente de 6 años de sueldos promedio, teniendo en cuenta que el metro cuadrado de construcción está en aproximadamente 2.000 pesos y el ingreso medio de esa familiar es de 2.500 pesos. Esta referencia deprimente empuja a que miles de familias se resignen a ser «eternos» inquilinos o habitantes de casas prestadas. ¿En que habrá quedado el plan lanzado por el Gobierno el año pasado para que, supuestamente, la clase media accediera a su vivienda con una cuota similar a un alquiler?
Los sectores de ingresos medios concordieses, desde hace tiempo tiene una grave deficiencia habitacional, “se puede ubicar en 6.500 unidades aproximadamente, tomando como referencia las familias que no son propietarias de las viviendas donde viven y por solicitud de alquiler. Esta demanda no sólo corresponde al incremento de hogares nuevos que se producen al año, sino que arrastra un enorme déficit desde hace años nuestra ciudad en materia de viviendas”, según apreciaciones del referente del sector inmobiliario Luís María Bigoritto, hechas a DIARIOJUNIO.
La demanda de alquileres es muy grande, “fundamentalmente entre la franja de los 450 y 800 pesos, que es lo que puede pagar una familia con ingresos que tienen, hay mucha demanda pero no hay ofertas”, indica Bigoritto.
Llegar a la casa propia con un crédito, casi imposible
La oferta de viviendas “está dolarizada, una vivienda de 75 m2 ubicada en un barrio no muy lejano al centro se esta cotizando entre los 40.000 a 65.000 dólares. Comúnmente la mayoría de las personas que necesita una vivienda no puede acceder al sistema crediticio, esa es la principal causa que aleja a los sectores medios de la vivienda”, señala el responsable de la inmobiliaria.
En rigor, los préstamos que hoy otorgan algunos bancos, como el Santander Río, para la vivienda propia son prácticamente inaccesibles para la clase media asalariada. Los pocos que se autorizan tienen condiciones duras, tasas 17% anual fijas y variables, plazos de devolución es 10 años por el 70% del valor total de la vivienda.
La construcción nueva dirigidas al segmento socioeconómico medio de la población se encuentra hoy prácticamente paralizada. El alza de costos aleja mes a mes a poder acceder a una nueva vivienda. De hecho el municipio en el mes de enero último, de acuerdo a datos aportados por la Dirección de Obras Privadas, tramitó un total de 24 obras y de esas autorizaciones, sólo 6 se corresponden a viviendas que podrían considerarse que apuntan al nivel medio, dos o tres dormitorios, cocina comedor, áreas de servicios, que oscilan entre los 55 a los 75 m2 aproximadamente. Si lo comparamos con julio del 2007, mes de más alta tramitación de metros de construcción, también fue la misma cantidad de autorizaciones.
Si una familia desea construir su vivienda “soñada” de 90 m2, compuesta de dos dormitorios, cocina comedor y dependencias de servicios, absolutamente nada de lujos, sin el valor del terreno, debe disponer de 2.000 pesos por m2 de construcción, o sea el equivalente a 6 años de ingresos de 2.500 pesos mensuales.
Es evidente que para lograr que la vivienda sea nuevamente un bien alcanzable para este sector requiere la intervención del Instituto Autárquico Provincial de la Vivienda, que desde hace mucho tiempo no beneficia con planes destinados a este segmento.
Hoy por hoy, quienes dinamizan el crecimiento de la construcción en nuestra ciudad son las clases más acomodadas económicamente, como la construcción de viviendas para las clases de más bajos ingresos, que corre por cuenta, de la provincia y el municipio, se construye, pero no lo hace al ritmo que crece la demanda.