Ayer, cuando apenas pasaban las cuatro de la tarde, la zona aledaña a la Virgen de Nuestra Señora del Mate, en el puerto local, comenzó a poblarse de familias que desde todas direcciones convergían con sus perros, según informa diario El Día de esa ciudad. Para las 16,30, un amplio espacio de aproximadamente dos hectáreas, estaba virtualmente atestado por centenares de vecinos con sus mascotas, hijos o nietos. La reunión se prolongó por una hora y media, y recién cuando comenzó a decaer el sol los canes empezaron a despedirse. Todos recordaron con piedad a la perrita muerta.
Gustavo Rivas, uno de los organizadores de esta iniciativa comentó que “fue un grato encuentro para dialogar, saludarse los que desde hace mucho no se veían y de paso presentar a sus mascotas”. Remarcó además que “pese la gran cantidad de perros y gatos, no hubo incidentes entre ellos. Un perrito (que en homenaje a su congénere muerta en el lugar), asistió con un cuello polar de luto. Allí se escucharon hermosas historias de adopciones de perros. Tal vez la más conmovedora fue la de Pablo Vallejos, quien con su esposa tienen diez perros en su hogar, aunque ayer concurrieron con dos Pancho y Bartolo. Este última fue adoptado un día en que volvían de viaje y lo encontraron en la ruta; era cachorro y estaba al lado de su madre muerta por un auto cuando lo amamantaba.
También hubo otros animales, como la hermosa gata que tenía sobre su hombro Héctor Gómez Pacheco y de tanto en tanto se pasaba, mientras conversaban, al cuello de Gustavo Rivas. Fue una reunión igualitaria, ya que convivieron y alternaron amistosamente perros de las más finas razas con los de origen más atorrante, pero no menos simpáticos.
Entre la numerosa concurrencia, podemos destacar un grupo de alumnas de 4° “B” de la Escuela Rawson, que concurrieron con simpáticas pancartas llenas de cariño para los animales. También estaba la Comisión Directiva en pleno de la Asociación Protectora “Patitas”. Ellos no pierden el tiempo: llevaron varios cachorros y en un rato habían logrado colocar a dos que marcharon contentos con sus nuevos dueños. Ya piensan en el futuro, concurrir al mismo lugar los domingos para buscar adoptantes también a perros adultos sin hogar. La reunión se prolongó por una hora y media, y recién cuando comenzó a decaer el sol los canes empezaron a despedirse. Todos recordaron con piedad a la perrita muerta.