La ingeniera agrónoma Betina Ernst, al frente del estudio, brindó algunas especificaciones sobre la producción citricota brasileña, remarcando que, por ejemplo, “la producción de mandarina de Brasil supera en más de 4 veces a la producción argentina. En estas dos frutas el país del norte es un productor muy grande de productos frescos. Es un dato a tener muy en cuenta, porque si se habla de un mercado común, y se liberan las fronteras entre Brasil y Argentina, debemos tener muy clara esta diferencia de magnitudes.
También fue consultada sobre si la magnitud de Brasil como productor, podría generar riesgos y desafíos para la Argentina, y en ese caso, cuáles serían las medidas estratégicas para diferenciarse de tan importante competidor.
Para Ernst “la citricultura argentina se tiene que diferenciar de la brasileña independientemente de lo que pase en el futuro, incluso si permanece cerrado el mercado bilateral. La citricultura brasileña está orientada hacia la producción de jugo de industria, lo fresco es como un subproducto de la industria. Se maneja a volúmenes grandes, con diferentes calidades y distintas variedades porque todo está orientado hacia la industria. En consecuencia, la argentina debería proceder al revés: enfocar primero la producción hacia fresco y que la industria tenga la función de absorber el descarte del fresco”.
Producto freso de calidad
La profesional insistió conque Argentina tiene que apuntar a un producto fresco de calidad, reconociendo que “es imposible conseguir todo de calidad extra. Cada categoría debería encontrar su canal de comercialización y solamente sirve hacer calidad cuando ella tiene un canal de distribución que valore esa calidad: no tiene sentido hacer un producto de calidad si después no es pagado como tal”.
Interrogada sobre si en nuestro país se trabaja el tema varietal, remarcó que “en los años difíciles de la citricultura argentina se lo dejó de lado o se le dio menos importancia, y el tema varietal es clave. Se deben seguir buscando variedades que se adapten bien a la Argentina porque es un punto trascendental para mantenerse al día en el mercado mundial, pero también en el interno que en nuestro país es muy importante: las variedades que tienen éxito en el exterior también por lo general lo tienen en el mercado interno”.
Por último, si hizo hincapié en la actualidad fitosanitaria de la citricultura brasileña, y si habría riesgos para la Argentina en este aspecto. “Brasil, por su clima húmedo y más caluroso que el argentino, es muy propenso a las enfermedades. Tienen más enfermedades y plagas que la Argentina. Hay algunas que directamente no existen en nuestro país y otras que sí, pero Brasil las tiene en mayor cantidad. Sin embargo, Brasil está trabajando muy fuerte en el tema sanitario. Cuenta con un organismo especializado en esa materia, pero también se dedican al tema, universidades y diferentes institutos. Hoy en día los especialistas brasileños son reconocidos a nivel mundial. Han hecho un gran esfuerzo en este aspecto, pero hay que considerar que ellos trabajan básicamente en sanidad para el jugo. No le otorgan tanta importancia a las enfermedades que afectan la cáscara, el aspecto de la fruta, como la cancrosis y la mancha negra, justamente las que combate la Argentina para poder ingresar sus productos a Europa. De todos modos han avanzado muchísimo en cancrosis: saben que no la pueden eliminar por una cuestión climática pero la tienen bastante controlada. Hacen censos anuales y tienen un programa muy importante orientado a cancrosis. También tienen registros de enfermedades potenciales que pueden ingresar, que controlan permanentemente, pero siempre orientado hacia la producción de jugo. Es decir, hay enfermedades que para Brasil son importantes y para la Argentina no, y viceversa”.