Chajarí se plantea la necesidad de contar con un Centro Cívico

No es novedad para nadie que el viejo edificio de calle Sarmiento no da para más.
Su estado es más que deplorable. Para nombrar algunos de los inconvenientes, basta con decir que los baños no funcionan desde hace tiempo; no hay agua; no hay lugar con privacidad para tomar declaraciones o conversar temas que así lo justifiquen; se carece de espacios para brindar comodidad a la gente que debe ir a los juzgados, al Registro Civil o a la Dirección de Trabajo; faltan comodidades para guardar archivos con la debida seguridad.
Por esta realidad que ya no admite más dilaciones, el Colegio de Abogados decidió realizar una convocatoria amplia para abordar el tema y buscar una salida que vaya más allá de la simple coyuntura. Ante ese llamado se dieron cita en el salón de actos de la Escuela de Comercio, representantes de varias entidades intermedias, miembros de la Justicia, profesionales ligados a ella, algunos legisladores nacionales, provinciales y comunales y vecinos preocupados por el estado de cosas.
Violeta Villanueva, miembro del ente convocante, indicó que «convocamos a las fuerzas vivas para aunar ideas y esfuerzos y tratar de lograr un centro cívico para Chajarí». Explicó que ese centro cívico albergaría a «los juzgados que están en forma más que decadente, la oficina del Registro de las Personas, Delegación del Trabajo, Rentas y demás».
Puntualizó que en los juzgados «hay expedientes hasta en los baños y esta situación es insostenible», agregando que «alguien presta declaraciones y los demás escuchan lo que dice, lo que no puede ser». Recordó que «en 1998, cuando se iba a instrumentar el Juzgado de Instrucción, solicitamos una serie de cosas, pero fueron sólo parches y ya ha pasado mucho tiempo, por lo que volvemos a reflotar la idea y lo hacemos con mucha fuerza, porque hay una necesidad de todas las oficinas públicas que se muestran de manera muy decadente para la envergadura económica de esta ciudad», al tiempo que
insistió en la necesidad de «construir» y no solamente lograr reparaciones menores.
Por su parte, el juez Oscar Delrieux, expresó que el edificio del Juzgado Civil a su cargo «es muy viejo y, a mi juicio, cumplió la finalidad que tenía en un principio, pero hoy por hoy resulta totalmente obsoleto». Indicó que «hace dos años que los baños y las oficinas no tienen agua y, más allá de quienes allí trabajamos, concurren una 100 personas todos los días», al tiempo que apuntaba que «las oficinas resultan insuficientes para la cantidad de material que se produce».
El Defensor de Pobres y Menores, Alberto Silva, narró que «donde trabaja el auxiliar hay una cámara séptica que despide olores», considerando que, por otra parte, «habría que hacer una mesa de entradas y tendríamos que contar con la privacidad necesaria que varios temas exigen». Agregó que «hay un solo baño que funciona y en él hay agua a veces», a lo que sumó «grietas en varias paredes» y recordó que en un momento «hubo desmoronamientos» en alguna oficina. «En realidad nada es apto para trabajar», dijo.
Asimismo, el juez de Instrucción, Edgardo Redruello, recordó que el juzgado a su cargo cumple funciones en una vivienda alquilada, mencionando los inconvenientes suscitados recientemente para renovar ese contrato. Además, dijo que «lo más duro del testimonio ya fue expresado por otras personas en esta reunión» y consideró como muy perniciosa la falta de privacidad para realizar audiencias o tomar declaraciones.
Hubieron más testimonios, todos coincidentes en la malísima situación del
edificio, lo que provoca dificultades inmensas a la hora de cumplir la tarea.
Por unanimidad, los presentes acordaron formar una comisión de gestión para apurar la concreción del objetivo, cual es lograr se construya un nuevo edificio que sea el centro cívico que la ciudad necesita y merece.

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