El prelado remarcó que “Santa Rosa fue una imitación de Jesús en su vida de cruz, y también lo fue en su generosidad y su entrega para los pobres”, dijo y agregó que “por eso creo que hoy, donde se nos presentan solamente modelos de vida que apuntan al estar bien, al consumismo y al individualismo cerrado sobre sí, es bueno mirar estos modelos de santidad que nos hacen pensar en los demás, en los que tienen menos, en los que sufren, en los pobres, y hacerlo desde una imitación del amor de Jesús”, asegurando que “Santa Rosa nos está estimulando a esto”.
Collazuol aseguró que conoce “muchísima gente con ganas de servir al hermano”, destacó el obispo, acotando que se encuentran “en la Pastoral de la salud, en la Pastoral penitenciaria, en Cáritas, en el servicio a los pobres, en miles de voluntariados y en el espíritu de oración”.
“Tratan de hacer algo” destacó, al tiempo que dijo: “No sé si esto se ve -no se hace para que se vea- y tal vez la percepción sea otra, pero conozco mucha gente que está dando muchísimo de sí por sus hermanos y va uniendo lo suyo al sacrificio redentor de Jesús”.
Consultado sobre si aquella santidad de Rosa de Lima podría darse en estos días, el Obispo apuntó que “la santidad no tiene un modelo único”, destacando que “la santidad, para todo cristiano, es el llamado de Dios a vivir la plenitud del amor a Dios y al prójimo, pero el modo de vivirlo es distinto para el consagrado, para el sacerdote, para el hombre casado, para el trabajador, para el docente, para el niño, para el joven, para el que ejerce una función pública; o sea, hay diversos estados de vida y diversas situaciones por las cuales el modelo (de Santa Rosa) no se puede repetir, pero sí puede repetirse el espíritu y el ardor con que se vive ese amor, y esto es a lo que nos estimulan los santos: no a repetir sus gestos particulares, sino repetir el espíritu que los animó”.