El fin de semana pasado, desconocidos ingresaron en un bungalow a estrenar en la zona de Paraje Las 14 y se robaron un TV Color y un aire acondicionado. En la madrugada del miércoles, una casa de calle Rivadavia –zona céntrica de la ciudad- fue intrusada por lo menos una persona, quien amparado en la oscuridad de la noche, recorrió el domicilio y sustrajo cosas, incluso frente a las narices del matrimonio que moraba allí, mientras estos dormían, en su propio dormitorio. La policía no encontró ninguna puerta o ventana forzada como para determinar por donde entraron los “chorros”, por lo cual estiman que podrían haber empujado la llave de la puerta del frente por la cerradura y recogerla del piso.
Pero a poco de perpetrarse ese hecho, otro mas se produjo entre las 11 y las 20 horas de ayer, en una casa de calle Bolívar (también zona céntrica), de la cual la propietaria estuvo ausente por varias horas. Al volver se encontró con que le habían entrado y robado joyas de oro y un arma de fuego de reliquia.
Asimismo, esta madrugada otra vivienda de calle Martín Fierro fue “visitada” por delincuentes que, aprovechando lo que supuestamente fue un descuido de los dueños o moradores de la mismas al dejar la puerta del frente sin llave, entraron y se llevaron electrodomésticos.
Como éste último caso, la policía local dejó entrever que hay muchos mas, en los que los vecinos descuidan el cuidado o la seguridad de sus domicilios por un exceso de confianza, a esta altura, en una ciudad que ya no es la misma en cuanto a componentes poblacionales que hace diez o ni siquiera cinco años. Al mismo tiempo, todavía no se es conciente de que indudablemente los “cacos”, en la mayoría de las veces, realizan trabajos de vigilancia de los movimientos que se producen en casa hogar.
Un breve paseo por zonas céntricas o periféricas de Chajarí puede dar cuenta clara de esto: casas con puertas frontales o ventanas abiertas a toda hora, vehículos como motos o bicicletas dejadas estacionadas en cualquier lugar y sin candado a merced de los delincuentes o autos sin el seguro puesto.
Amen de esto, es obvio que hay un mercado de compra de artículos robados, cuya demanda parece no aquietarse, a la luz de los hechos delictivos registrados, donde pareciera que cualquier cosa es “robable” para luego ser comercializada.
