Cayendo en la cuenta: Tras 48 horas de locura, impotencia y manipulación

Esa es la función social del periodista; descubrir la verdad entre las turbias aguas de la comunicación, inundadas de anzuelos y pescados podridos. El impresionante aumento de visitas en cada una de nuestras notas relacionadas al tema, son prueba de la desesperante necesidad de información que tenía la población, y también, de la credibilidad del medio.
Es aún difícil de comprender, cómo es que el consejo de seguridad presidido por el Gobernador Urribarri, organizado para afrontar esta crisis, dejara afuera a los medios de comunicación rompiendo así un lazo indispensable con la sociedad. Más difícil aún de entender, es que hayan elegido como canal de información al monopolio mediático vinculado a los sectores desestabilizantes.

Creo necesario reconocer a los pocos funcionarios que fueron responsables con el derecho a la información, y respetando a la sociedad, nos abrieron un pequeñísimo lugar para poder chequear y confirmar cada información que publicamos. Fueron la excepción sin lugar a dudas.
En este aspecto, me parece importante destacar la forma, por otro lado lógica, en que se organizó el municipio de Federación, que incluyó a los medios de prensa en el consejo de crisis, lo que es indispensable para el abordaje de una situación como la que vivimos.

RADIO ALQUIMIA

En Concordia, una radio FM (106.3) que solo producía contenidos de entretenimiento, transmitió durante todo el conflicto información sobre lo que estaba pasando y lo que se estaba diciendo. Si bien es cierto que se reprodujeron desde ese dial muchas informaciones falsas, en tren de reproducir sin chequear todas las versiones que se publicaban en Facebook (con todo lo que ello implica), también lo es, y no menos importante, que fueron una compañía para muchos concordienses en horas difíciles y además despertaron en muchos oyentes una responsabilidad por colaborar positivamente para confirmar cada una de esas versiones.

Varios fueron los oyentes que al enterarse por esta vía de versiones de saqueos cerca de su casa, iban hasta el lugar y reportaban a la radio si era cierto o no. Una metodología propuesta desde los oyentes, que fueron también comunicadores sociales a fuerza de la urgencia. Un modelo de medios que aún está en pañales, y que cumplió una finalidad apreciada por muchos.
La radio hizo posible que el Ministro de Comunicación Pedro Báez se corriera hasta sus estudios y diera una versión oficial. Fue la respuesta a una demanda social, que se puso de manifiesto por el peso de las opiniones de los ciudadanos de a pie, que se transmitían sin censura.

Una experiencia que este diario no pudo realizar, porque la cantidad de mensajes que los lectores dejaban bajo cada noticia saturó nuestra capacidad de respuesta.
Sin ir más lejos, por momentos el diario no podía leerse en internet debido al impresionante flujo de navegadores que nos leían desde todo el país.
Sin dudas, toda esta experiencia no debe pasar inadvertida.

FACEBOOK, TWITTER: HIPERCOMUNICADOS Y DESINFORMADOS

Con respecto a las redes sociales no se pude decir que hayan cumplido una función positiva o negativa. Fueron una herramienta, tanto para víctimas como para victimarios. Y son un registro, una base de datos, que servirá para identificar a algunos actores de los saqueos. No obstante fueron también un canal desde donde se organizaban los delincuentes.
Quizá su costado más perverso fuera la capacidad con que este canal de comunicación hizo posible la viralización de versiones falsas que fomentaron la psicosis colectiva. Aunque es tan cierto eso, como que si hubiera habido una mayor comunicación de los dirigentes con la población, esas psicosis hubiera sido menor.

No es un dato menor, que según relatara uno de los locutores de esa emisora esta mañana, la misma existe desde hace solo unos pocos meses y surgió a partir de la nueva ley de Medios Audiovisuales.

SEDICIOSOS

En términos políticos básicos, cuando los policías se acuartelan y dejan la ciudad liberada, están rompiendo con el contrato social del sistema en que vivimos. Ese contrato social establece en su punto primero, que los ciudadanos renuncian a la fuerza y la venganza, y le trasladan ese poder al Estado. En adelante es el Estado el que brinda seguridad y hace justicia. El hombre cuando se hace ciudadano, renuncia al derecho de matar, para recibir el derecho de vivir en un clima pacifico y fraterno, sujeto a determinadas normas.

Cuando los policías rompen ese contrato, se extingue el estado de derecho, y cada quien salva su vida y sus bienes. Es por eso que la huelga no es un derecho laboral para las fuerzas de seguridad y de defensa, ya que su rol es indispensable para que exista el Estado, y por ello lo que hicieron es violar la constitución, se llama sedición y debe ser penado por la justicia.

En los días que pasaron, puedo verse que varios sectores de la comunidad, se agruparon en sociedades más reducidas, como la cuadra, el barrio, etc, para procurarse esas garantías, repartiéndose tareas como la de la defensa de lo que tenían en común.
Se supo además, que los propios policías huelguistas incitaron a los saqueos: “yo vi a mismo compañeros robando” dijo un funcionario policial no adherido a la protesta al hablar con un comerciante de calle Entre Ríos.

Obviamente, ambos pidieron preservar su identidad, ya que, esos mismos delincuentes que saquearon y organizaron bandas para saquear, visten hoy el uniforme policial y patrullan las calles. Esa herida profunda en la democracia local, que es la certeza de saber que quien debe protegernos nos está robando, será difícil de sanar, pero sobretodo, no debe superarse con perdón y tolerancia, sino con el apartamiento de la fuerza y condena judicial de los sediciosos.

De lo contrario no habrá estado de derechos sino un estado de hecho donde los más fuertes, por un poder concedido por el pueblo, ejercen ese poder para someterlo. Más, con el agravante de que no se hacen cargo de sus pretensiones, sino que utilizan a los excluidos (y lúmpenes), para el trabajo sucio. Esta dinámica, claro está, no sería posible si se abordara el problema de la pobreza cultural, cosa que DIARIOJUNIO ha tratado en varios informes.

Por último, y no menos importante, es indispensable discutir cómo se manipuló el humor social, desde versiones y desde la dirección de los delitos que se cometieron durante la huelga policial. En este aspecto, es un dato imposible de no ver, que cuando se lanzó el rumor de que en la noche del lunes los saqueos se producirían en casas de familia, la psicosis fue mucho más profunda que el primer día. Ese dato, tocó la fibra más intima de cada ciudadano, y cuando esas horas se aproximaban la gran mayoría de los vecinos dejó lo que tenía que hacer por ir a proteger la vida de los suyos.

De lo que se trata la justicia social, es de comprender que no se puede ser feliz en un mundo donde hay mucha gente infeliz, porque tarde o temprano, esa otra realidad, afectará nuestra burbuja. No es nada nuevo, son en realidad conceptos que datan de la revolución francesa. Pero evidentemente, e increíbelmente, es necesario refrescar estos conocimientos de “formación ética y ciudadana” por estas horas, quizá tenga que ver, con que a varias generaciones, estos conceptos básicos no nos los enseñaron en la escuela.

Me pregunto por estas horas, si tampoco se enseñan en la escuela de suboficiales de la policía.

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