El proceso comenzó este martes, a las 10:30, y continuará este miércoles, seguirá el jueves, tendrá su última audiencia de la semana el viernes. El debate se retomará el próximo martes, en el mismo horario.
Al momento de acusarlo y de calificar los crímenes como de lesa humanidad, la Fiscalía señaló que "debe destacarse especialmente que Mazzaferri pudo ejecutarlos actuando en numerosas ocasiones a plena luz del día, a cara descubierta, uniformado y conduciéndose en su vehículo particular, porque contaba con la impunidad que le proporcionaba el propio sistema, que estaba preparado para que sus distintos estamentos actuaran coordinadamente y para no dejar pruebas de su accionar".
Las víctimas -todas secuestradas entre julio y setiembre de 1976- declararon que en aquella sede policial fueron sometidas a diferentes torturas, como simulacros de fusilamiento, asfixia con y sin agua (el "submarino seco" y "mojado", con colgamientos), golpes y picana eléctrica. Y también a abusos sexuales, con la introducción en el ano de un palo o el caño de las armas.
En efecto, la Fiscalía valoró que "del confronte armónico de los relatos de todas las víctimas surge la responsabilidad de Mazzaferri en las detenciones ilegales, traslados hacia la Delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal Argentina, interrogatorios, torturas, apremios y maltratos que sufrieron en esa dependencia, en las oficinas de la planta alta donde el imputado desarrollaba sus tareas diarias".
De acuerdo con la investigación, cuando Mazzaferri -hoy de 65 años- participó de los crímenes tenía el grado de subinspector y estaba asignado al servicio en la delegación que la Policía Federal tiene en Concepción del Uruguay.
Casi la totalidad de las víctimas, ocho hombres sobrevivientes, individualizaron al expolicía como quien los secuestró y torturó. Algunas de ellas eran, a la época de los hechos, estudiantes de 5º año de distintas escuelas secundarias de la ciudad. Uno de los testigos contó que, durante un interrogatorio que versaba sobre la actividad en el centro de estudiantes de su escuela, el acusado le gatilló su arma reglamentaria -descargada- en la cabeza. Explicó que luego los represores fueron intensificando los golpes y lo llevaron al borde del desvanecimiento. Dijo que las patadas que recibió en los testículos le provocaron un desgarro, a raíz de lo cual tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. La operación devino en la extirpación de un testículo.
Ese trato, dijo el testigo, siguió durante dos jornadas más, al cabo de una de las cuales fue sacado en calzoncillos a un patio y dejado bajo la lluvia. Al día siguiente lo hicieron subir escaleras hasta un lugar donde le sacaron la capucha y vio a un hombre desnudo, con los ojos vendados, mojado y atado con alambres al elástico metálico de una cama. Contó que Mazzaferri tomó un artefacto similar a un soldador eléctrico pequeño, lo aplicó sobre el cuerpo del hombre, quien se arqueó de dolor y gritó. Dijo que Mazzaferri le apuntó con ese artefacto y le dijo "empezá a cantar pendejo de mierda o después sigo con vos".
El hombre que estaba atado y que fue torturado, descripto por aquel testigo, también es una de las víctimas sobrevivientes cuyo caso se abordará en este debate. Entre las víctimas que pasaron por el centro clandestino que funcionó en la Delegación de la Policía Federal de Concepción del Uruguay hubo también un joven secuestrado mientras realizaba el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Villaguay. Una noche fue sacado y trasladado a aquel lugar, previo transbordo en la ruta desde la ambulancia en la que lo sacaron de la unidad militar y el Ford Falcon de los federales.
"Uno de los torturadores más peligrosos"
"Mazzaferri es de Buenos Aires, fue asignado a la delegación de Concepción del Uruguay y fue uno de los torturadores más peligrosos que hubo en nuestra provincia", dijo el abogado Marcelo Boeykens, coordinador del Registro Único de la Verdad y abogado querellante en causas de lesa humanidad, publicó UNO.
Boeykens destacó que Mazzaferri "es uno de los responsables de lo que se conoció como La Noche del Mimeógrafo". Cabe recordar que Mazzaferri estuvo cuatro años prófugo, por eso no fue juzgado por la causa Harguindeguy, según afirmó el letrado.