Con un semblante tranquilo, una carpeta llena de papeles y colocando un reloj sobre la mesa, Naldo Miguel Dasso, Jefe del Regimiento de Concordia durante 1977 y 1978, se sentó en el centro de la sala de audiencia para ejercer de forma directa su defensa. Como era de suponer, no habilitó a ninguna de las partes a que le hagan preguntas. «He optado por no responder preguntas solamente porque la interrupción puede alterar la ilación de mi testimonio» afirmó. Con la rigurosidad propia de un militar de alto grado Dasso especificó, antes de arrancar, todos los puntos en los que iba a constar su testimonio.
«Esto es una defensa de mi actuación en los años 76 y 77, en mi función como Jefe del Regimiento de Concordia» arrancó diciendo. En primera instancia Dasso se encargo de refutar los hechos por los que está imputado, arrancando por los dos hechos de desaparición que se investigan en esta causa; el de Sixto Zalasar y Julio Solaga. Cabe señalar que las palabras del represor eran escuchadas por numerosos familiares de Zalasar y Solaga que se trasladaron desde Concordia hasta el recinto de la Cámara Federal.
«No conocí a ninguna de las dos personas desaparecidas. Nunca recibí o impartí ordenes para que se los retuviera» se defendió Dasso, y continuó «tome conocimiento de los hechos por el Jefe de la Departamental de Policía, donde los familiares hicieron las denuncias y también por lo publicado por algunos medios». El ex militar aseguró que ante estos hechos él hizo todo lo que estuvo a su alcance para lograr dar con el paradero de los dos militantes concordienses, siempre con resultados negativos aclaró; y también dijo que en varias oportunidades recibió a los familiares de los dos desaparecidos. «Siempre preferí ser frontal, decir lo que yo realmente sabía. Nunca fue mi intención alentar expectativas falsas. Seguramente pude haberlo hecho mejor, pero hice lo que estaba a mi alcance» recordó y agregó, «creo que mi actitud está a las antípodas de lo que es el ocultamiento o la mentira. Hoy estoy dando cuánta de ello» afirmó con aire jactancioso, lo que provocó los primeros bullicios por parte de quienes estaban del lado del público.
Continuando con sus argumentos Dasso dijo «yo no supe nunca lo que sucedió, no me puedo arrepentir de algo que yo no hice, salvo que por ser Jefe del Área se pretenda que a mi nada se me podía escapar o que todo yo lo debía saber» y argumentó citando al juez Oyarbide «el dolo no puede presumirse, sino que debe comprobarse». A esta altura, envalentonado por sus propias palabras la voz de Dasso parecía una voz de mando. «Créanme señores Jueces que si yo tuviera la información de donde están estos dos ciudadanos a esta altura ya lo había dicho», sentenció.
Pasando al segundo delito que se le imputa, la detención ilegal de Juan José Durantini y Félix Donato Román, Dasso afirmó » Ordené la detención de ambas personas porque estaba en la lista entregada por el Comando de Brigada, y el 24 de marzo (1976) se realizaron las detenciones y luego fueron alojados en el Regimiento». Además, en ex militar recordó que no fueron solo estas dos personas las detenidas el día del golpe sino que fueron alrededor de 40 los detenidos y alojados en el Regimiento. «Estas personas fueron detenidas y alojadas en el Regimiento. Luego fueron trasladados algunos a la UP de Gualeguaychú y otros a la UP de C del Uruguay. Estuve personalmente cuando se organizó el traslado, iban sin estar esposados acompañados por personal militar y dos vehículos que los escoltaban. A la noche recibí la información de que el traslado se había realizado sin novedades», afirmó Dasso y dijo que de esa manera terminó su intervención con los detenidos que quedaron a disposición del PEN.
Al respecto de la imputación el ex militar dijo «Se me imputa que las detenciones fueron ilegales porque no fueron impartidas con la orden de un juez. Las circunstancias de la época, estaba vigente el estado de sitio, hacían que no pudiera dudar de la legitimidad de las órdenes que venían de la cadena de mando» y de esta manera se excusó, al igual que su par Valentino y el ex Policía Federal Rodríguez en la obediencia debida. Para reforzar este argumento Dasso afirmó «toda mi vida he sido un soldado, a los 13 años entré al Liceo Militar. Un soldado es una persona que acepta una orden sin discutir el principio de autoridad, porque el superior tiene conocimiento y razones que quien recibe la orden no tiene porque conocerlos» y sentenció diciendo «cuando me impartieron ordenes las cumplí tal como me enseñaron cuando ingresé al Ejército».
En otro tramo de su relato Dasso hablo de la buena relación que tuvo durante su mandato con la población de Concordia, «tengo por testigo de que mi accionar fue bueno a por lo menos al 80% de la población de Concordia, puede haber una minoría en desacuerdo», especificó.
Repuesta a los testimonios
El imputado reservó un lugar importante en su testimonio a responderles a tres testigos que lo señalaron como responsable de las desapariciones y las detenciones ilegales en ocurridas en Concordia. En primer lugar le respondió a Jorge Busti. Hay que recordar que el ex funcionario público testifico en esta casa por el área Concordia y que en aquella oportunidad dijo que se había entrevistado con Dasso, y que el militar lo había recibido en su despachó con un arma sobre la mesa. En su testimonio Busti dijo que en aquellos años Dasso era «dueño de la vida y la muerte en Concordia» y hasta había llegado a decirle al imputado que de una vez por todas dijera dónde estaba los cuerpos de Zalasar y Solaga.
A estos dichos fueron a los que Dasso respondió hoy, llegado a acusar a Busti directamente de ser un mentiroso y deslizando cierta relación de complicidad entre el ex gobernador y la abogada querellante Caccioppoli. «En primer lugar no recuerdo haber estado personalmente con el señor Busti, ni haber estado cerca de él, hasta el 8 de julio cuando declaró en esta causa» afirmó; y recordando lo dicho por Busti en su testimonio, dijo que todas esas afirmaciones que el ex gobernador hizo eran todas falsas. Dasso también dijo que supo que Busti estaba relacionado con Montoneros porque le había llegado una orden que ordenaba su detención.
En otro tramo de su relato marco como una situación muy llamativa el hecho de que el día de la declaración de Busti “la abogada Caccioppoli le pregunto como si nada quien había nombrado a José Orieta como Jefe de Seguridad de Salto Grande y Busti sacó de un montón de papeles un decreto que lo eximia” graficó Dasso. El imputado también puso en duda que haya hecho algo para evitar su ascenso a General. Dasso cerró su testimonio diciendo que sabía que iba a pasar que el resto de su vida en la cárcel. “Sé que estoy en manos de la justicia”.
Continuación del testimonio de Valentino
El ex jefe del Regimiento de Gualeguaychú es uno de los máximos imputado por los delitos de lesa humanidad cometidos en la costa este de la provincia durante el último gobierno militar. Valentino es el único de los imputados que asistió a todas las audiencias del proceso, siempre con un cuaderno y una birome para tomar nota, y un almohadón para evitar dolores de cintura. Resulta que llegado el momento de declarar Valentino sacó a relucir que estuvo muy atento, tomando nota en cada una de la audiencia, al punto que en su testimonio de hoy marcó hasta los más mínimos detalles que podían reforzar su postura de negar todos los hechos de los que es imputado, desmintiendo uno por uno a todos los testigos que pasaron por las audiencias. Cabe mencionar que antes de arrancar dijo que no iba a responder preguntas, por lo que su testimonio se transformó en un monólogo en el que con aire omnisapiente encontraba un explicación racional para todo. De esta manera Valentino dejo en claro que para él los testigos victimas que declararon a lo largo de la causa no solo mienten, sino que se cubren entre ellos.
Al inicio de su testimonio el imputado dijo “Niego todas las acusaciones e imputaciones que se han hecho a mí y a mi gente, mis subordinados”, comenzó diciendo Valentino. También pretendió desvincularse de las acciones represivas que realizaban otras fuerzas como Prefectura y Gendarmería; sólo dijo que tenía “control funcional de apoyo, a requerimiento” sobre la Policía y aseguró que “no tenía injerencia en absoluto” sobre la UP2 ni con los detenidos allí a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
En un testimonio que se extendió por más de tres horas, Valentino fue caso por caso “desmintiendo” a cada uno de los testigos que aseguraron haber estado detenidos en el Regimiento que él comandaba. Así fue que dijo que “nunca se allanó la casa de Felguer y que nunca estuvo detenido en el cuartel”. También dijo que había contradicciones entre los testimonios de los hermanos Martínez Gabino y que Zapata y Rodríguez nunca fueron detenidos, ya que si bien llego la orden para que fuera puesto a disposición del PEN, estos se “fugaron” antes de que se los pudiera detener.
Por otro lado el ex Jefe del Regimiento dijo que el no realizaba arengas a sus subalternos, sino que solamente “les informaba y prevenía de cosas que pasaban en otros lugares del país”.
Miguel Valentino: “yo pertenezco a una organización verticalista”
El jefe del Área Gualeguyachú, Juan Miguel Valentino, continuó este jueves con su declaración indagatoria, que había iniciado ayer, cuando expuso por más de tres horas.
Entre las dos audiencias de esta semana, el militar retirado sumó alrededor de cinco
horas de testimonio, sin aceptar preguntas.
Se refirió al casamiento de la detenida-desaparecida Norma Beatriz “Noni” González con el ex preso político, Raúl Rodera. Dijo que la muchacha lo visitó tres veces. “Me solicitó una autorización para ver a Rodera que estaba detenido en la UP Nº 2. Como yo no podía dársela, porque el penal no dependía de mí, me comuniqué con (José Anselmo) Appelhans para que le dé el permiso”, aseguró.
“En la tercera visita, Norma fue a verme sola y me pidió para casarse con Rodera. Informé al Comando de Brigada, porque eran ellos quienes tenían el poder de decisión. Participé de la ceremonia. Estoy casi seguro que los familiares de “Noni” no asistieron”, recordó.
Valentino, también hizo referencia a la declaración por videoconferencia desde España de Rodera. “Rodera dijo que me conoció en Concepción del Uruguay, en Gendarmería. Pero yo nunca estuve en el Destacamento de Gendarmería de Concepción del Uruguay. Él me vio a mí cuando se casó con Norma, antes no”, contradijo al testigo.
Por otro lado, si bien este miércoles había negado que Héctor Rodríguez y Enrique Zapata estuvieron detenidos en el Regimiento, al día siguiente el imputado, reconoció: “Puede ser que hayan estado en el Cuartel, yo no lo recuerdo, pero puede ser.
Pero cuatro días, no más que eso. Después Rodríguez y Zapata fueron trasladados a la
UP Nº 2”.
En otro tramo de su testimonio, Valentino se detuvo a explicar qué era “La Granja”. Cabe señalar que varios testigos del Área Gualeguaychú, se refirieron a “La Granja” como un lugar perteneciente al Regimiento, donde se practicaba tortura. Valentino recordó que era “un centro de producción”, implementado en el ’55 “porque los sueldos eran bajos”. “El lugar se usaba para la faena de animales. Luego, quedó en desuso porque años después no fue más redituable”. Tras la explicación, el imputado negó rotundamente que fuera un lugar de tortura.
Volvió a desmentir, tal como lo hizo el día anterior, que se realizaran operativos de allanamiento en la casa de los Martínez Garbino, y en el domicilio de Norma González el 24 de marzo de 1976. Sin embargo, admitió que en el Cuartel hubo detenidos políticos que sólo estuvieron algunos días a disposición del Poder ejecutiv o Nacional (PEN), hasta ser trasladados a la Unidad Penal.
Al cerrar su testimonio, Valentino se encomendó a la Justicia y afirmó que las acciones que realizó, fueron “legales”. Dijo que pertenecía a “una organización verticalista” y recalcó: “Cumplí órdenes”. Agregó que “no arengaba” a sus soldados, sino que “instruía y avisaba de lo que había pasado en el resto del país, ya que no sería raro que se repitiera en Gualeguaychú. Por eso, adopté una táctica defensiva”, concluyó.
“El Moscardón Verde” y su intento de defensa
Julio César Rodríguez, alias “El Moscardón Verde” era sargento de la Policía Federal en Concepción del Uruguay durante la última dictadura cívico militar. Este jueves dijo que no fue parte de detenciones ni practicó torturas físicas o psíquicas. Para sostenerlo, argumentó que “venía de familia de policías”, por lo cual aseguró que sabía “manejar
ese tipo de situaciones”. Añadió que “nunca” interrogó a nadie porque él tenía “pocos
meses en la oficina técnica”, así que por aquellos años no tuvo ningún contacto con los
detenidos.
Entre otras llamativas explicaciones, intentó refutar a los testigos asegurando por ejemplo que no estaba en condiciones de pegarle a nadie porque “tenía dos hernias de disco”. Además, planteó: “¿Cómo podría pegarle a alguien con estos bracitos de escarba-dientes?”.
Insistió en que no había grupos de tareas ni picanas eléctricas en el destacamento policial. “Yo no conocía la picana”,