Nueva jornada en la causa 1960/10 en el que se investigan delitos de lesa humanidad ocurridos en C del Uruguay y que a partir de algunos relatos también se extienden a la ciudad de Gualeguaychú, en la que se encuentran procesadas ocho personas que desempeñaron tareas en el Ejército, en la Policía Federal y Harguindeguy como Ministro del Interior de Videla. La etapa de testimoniales del Área C del Uruguay finalizará la semana que viene con una inspección, que harán las partes, de destacamento de la Policía Federal de dicha ciudad. Luego se dará inicio a la investigación de los hechos sucedidos en Concordia.
Un testimonio inesperado
Crescenzo: “Yo no voy a decir que estaba limitado porque yo era el tercero al mando”
Este fue uno de las primeras frases que dijo el ex policía de la Federal hoy procesado en la causa “Harguindeguy”. Lo curioso es que luego de decir esto no aporto mayores datos en lo que hace a los hechos sucedidos en el destacamento en el cual él no tenía que pedir permiso a nadie para moverse. Crescenzo redundo en historias y anécdotas de su vocación de artista con gran compromiso y no lo hizo de la misma manera cuando las partes le preguntaban sobre los jóvenes detenidos o sobre el accionar de Mazzaferri o Rodríguez (sus compañeros).
Con respecto a los detenidos y luego de reiteradas preguntas del Fiscal Candioti, Crescenzo dijo haber visto “un grupo de 6 o 7 jóvenes parado mirando la pared en el casino de oficiales, en calidad de demorados”, y ante la pregunta de la fiscalía de cuanto tiempo puede estar un persona demorado por averiguación de antecedentes, Crescenzo respondió “más de un semana”.
También dijo no saber ni los motivos ni quienes los habían detenido, y continuó diciendo: “nunca oí un grito, nunca vi una picana, nunca vi una persona que se retirara cojeando. Creo que todos los que estábamos ahí éramos buenas personas, si alguno hizo una macana, lo hizo por orden de algún superior”. Luego de aportar estos datos y de constates digresiones que la jueza Liliana Carnero le pidió: “remítase por favor a los hechos”. Así Crescenzo reafirmó que quien “ordenaba y ejecutaba todo” era el subcomisario Gregorio Ceballos, segundo jefe de la delegación. Según indicó, de él dependían Darío Mazzaferri y Julio César Rodríguez -ambos de la Oficina Técnica.
También remarcó su buena relación con el Comisario del destacamento Jorge Vera, y dijo que Ceballos pretendía quedarse como el superior del destacamento.
En lo declarado por Crescezo se puede ver claramente un contraste muy fuerte con los relatos de las víctimas y sus familiares, ya que el imputado negó todo tipo de irregularidad y hasta dijo estar sorprendido por los testimonios que lo señalan como autor de delitos de lesa humanidad.
Testimonios programados
Luis Silva, fue el primero en declarar en la audiencia de hoy, ante el Tribunal Oral Federal de Paraná. En un testimonio cargado de emotividad Silva contó que, el 12 de agosto de 1976 fue detenido en la ciudad de Gualeguaychú, cuando estaba compartiendo un asado con amigos.
Silva relató que pasó esa primera noche en la jefatura de la ciudad y que luego fue llevado a Paraná, hasta el Batallón de Comunicaciones del Ejército. “Allí fui testigo de cómo los militares maltrataron a los policías de pueblo. ‘¡Pelotudos, basuras, hijos de puta! ¡Cómo lo van a traer sin capucha y sin esposas!’, les gritaron, y me pusieron de cara contra la pared. Entonces el que gritaba me gatilló un arma en la nuca”.
El testigo dijo que el periodo que paso en Comunicaciones pudo ver a Martínez Paiva (víctima y querellante en esta causa) “estado cadavérico” producto las constantes torturas. También compartió celda con Leopoldo Marichal, aúnque lo recordó como «Leopoldo Marechal» (en diálogo con DIARIOJUNIO Marichal explico que debido a que debían hablar en voz baja cuando estaban presos, el testigo pudo haber entendido mal su nombre) . Dijo que en ese lugar se escuchaban gritos desgarradores todo el tiempo. En otra parte de su relato reconoció a los militantes desaparecidos Oscar Dezorzi y Noni González, con quienes militaba en la JP, Acción Católica y de quienes contó historias de la juventud muy emotivas “tenía un espíritu divino un alma transparente” dijo refiriéndose a su amiga Noni González.
Luego dijo en clara referencia a los imputados “porque hoy no vieron nada, no saben nada, pero los hechos ocurrieron”. Silva cerró su declaración relatando una poesía que le había enseñado un amigo cuando salió de la cárcel.
Oscar Iriarte fue el próximo en declarar. Iriarte refirió que en 1976 el se encontrabas haciendo el servicio militar en el escuadrón de Gualeguaychú, que estaba a cargo del mayor Valentino. Iriarte dijo que su jefe directo era el subteniente Santiago Nelly del Morales (imputado en esta causa). “En esa época se hablaba de que teníamos que tener cuidado en las guardias, que habían copado regimientos y matado a conscriptos”, comentó.
Iriarte dijo haber sido testigo “lamentablemente” de un traslado de prisioneros en un Hércules. Sobre el hecho refirió: Estaba apostado a 20 metros de la cola del avión, iban a llegar presos de la Penitenciaría. Cerca de mí había dos oficiales de la Penitenciaría Federal, tenían un armamento muy moderno para la época. Comentaban entre ellos las brutalidades que hacían con los presos. Era como una diversión para ellos tratarlos mal”.
Dijo que eran entre 20 y 30 prisioneros que eran bajado a las trompada y a las patadas de un colectivo por personal militar y que fueron encadenados de pies y manos a el piso del avión.
El testigo también hizo mención a que una vez “por casualidad “se cruzó con Jorge
Felger, quien se encontraba detenido en el destacamento militar y a quien conocía de antes. “Cuando lo vi me sorprendí. Entonces cuando salí de franco, fui a la casa, hablé con la madre y le dije que estaba preso. Al otro día le pasé por debajo de la puerta un paquete de cigarrillos y una esquelita que decía ‘quédate tranquilo, tu familia ya sabe.
Al final de su relato Iriarte dijo que el segundo jefe del escuadró, Martínez Zuviria “era un sádico: una vez un soldado tuvo un accidente y quedó rengo, y el señor en el medio del playón le decía que era mentira y lo agarró a patadas en la rodilla. Por eso lamento que hoy esté muerto”, sentenció.
Mañana a las 10 se reanudara el proceso con la última audiencia de la semana. Se espera el testimonio de cinco testigos.