Foto: Juan Menoni
El viernes de la semana pasada, amigos, compañeros, familiares e integrantes del colectivo LGTBQ+ se reunieron frente al edificio de tribunales de Concordia para reclamar justicia y un cambio de carátula en la causa por la muerte de Silvio Diez, el hombre de 42 años que fue encontrado muerto en el contexto de un incendio y que luego se supo fue un ardid para tapar las huellas de su asesinato y el posterior hurto de algunas de sus pertenencias.
En dicho acto, algunos de los manifestantes aseguraban que el principal sospechoso de haberle dado muerte a Diez tenía antecedentes de haber matado a otro integrante de la comunidad LGTBQ+, consideraban que se trataba de un “mataputos”, coloquialmente hablando, y pedían que se incluyera la figura de “alevosía”, incluso que su muerte fuera considerada un “crímen de odio”.
Foto: Juan Menoni
En diálogo con DIARIOJUNIO, el fiscal de la causa, Dr. Fabio Zabaleta, desmintió que el presunto asesino de Silvio Diez tuviera antecedentes por homicidio. El imputado de apellido Vidal tiene una causa por “lesiones graves” a un vecino y por la que está cumpliendo una condena de 2 años de libertad condicional. Zabaleta descartó que se tratara de un “crímen de odio” y señaló, sin entrar en detalles, que hay indicios, pruebas y también declaraciones del único imputado que no encajarían en esa hipótesis.
En tanto, según fuentes policiales que actuaron en el caso, Diez habría intentado defenderse de su matador, que era una persona conocida por él, incluso había logrado provocarle una herida importante antes de terminar muriendo desangrado producto de las lesiones que sufrió al ser atacado con un arma blanca. Por lo que el autor no habría actuado “sobre seguro” que es lo que explicaron se requiere para incorporar la figura de “alevosía” en el crimen: la indefensión de la víctima.
Cabe señalar, que luego de darle muerte, el perpetrador del crímen habría limpiado la escena y luego quemó el cuerpo de Silvio Diez prendiendo fuego un colchón que le colocó encima y con la intención de que todo el lugar ardiera con el propósito de borrar cualquier rastro que pudiera quedar del homicidio, así como el faltante de pertenencias de la víctima que aprovechó para robar en su huída.
La causa podría quedar caratulada finalmente como “homicidio agravado en concurso real por hurto agravado”, por la que le podría corresponder al imputado, en caso de ser encontrado culpable, una pena máxima de prisión perpetua.
Foto: Juan Menoni