La rutina de los habitantes del barrio “Cancha Las Heras” se vio interrumpida esta mañana, cerca de las 10, cuando un grupo de funcionarios judiciales y peritos de Gendarmería ingresaron para preguntar a los vecinos que es lo que habían visto la noche en que Milton Esquivel perdió su vida. Media hora después, los perros y las gallinas siguieron deambulando como de costumbre entre las casas de costaneros.
Un sendero nace desde la curva que describe la vía férrea –límite preciso entre la ciudad formal y la marginal-, y se interna hasta llegar a un descampado, donde pastan algunos caballos. Detrás del barrio, se alza la cancha que da nombre al club, aunque ya no tiene arcos y lo único que se mantiene en pie son las columnas que alguna vez sostuvieron un alambrado perimetral.
La noche de la tragedia
Por ese sendero, tres jóvenes delincuentes se habían internado en la noche del sábado 4 de diciembre de 2004, cerca de las 20:30 hs., luego de intentar robar un automóvil en las cercanías. Detrás, pisándoles los talones, venían corriendo los policías Roberto Luis Villalba, Pedro Orlando Ramírez y Raúl Ricardo Bentancour.
Un vecino, cuya vivienda se ubica a la entrada del sendero, aseguró esta mañana que “estaba tomando mate cuando vi a tres individuos que pasaron corriendo, y atrás vi a los efectivos que venían corriendo. Uno con un arma larga, calculo que era una Itaka, y los otros empuñando armas unas 9 mm.”.
Según el testigo, el primer “itakazo fue bajando la vía”; los policías disparaban “a mansalva”; los disparos eran “laterales, ni arriba, ni abajo”; “la 9 (mm) se sentían, fueron como cinco o seis disparos”, expresó.
El vecino, quien se asomó por el cerco y miró hacia el interior del sendero, afirmó que dos policías corrían a los delincuentes, mientras que uno “se quedó por acá nomás”. En tanto, un cuarto –“uniformado de contextura robusta, medio petiso, medio cabezón”- se “parapetó” a mitad de camino, debajo de un árbol.
La madre de Milton, María Ester González, de visita en la casa de su hermano –ubicada al final del sendero-, se aprestaba para volver a su hogar. Estaba en compañía de su hermano, su cuñada y otros chicos, cuando: “en ese momento, escuchamos como un explosivo, quedamos ahí parados, recostado bien contra la pared”. La madre aseguró que observó a los dos policías que cruzaron corriendo. Tanto como su hermano estaban nerviosos pero se mantenían en silencio en el patio, cuando su hermano mira y le dice: “ésta debe ser la Policía”.
En ese momento, los Esquivel tomaron la precaución de ubicarse debajo de un foco para “que vean que había gente, para que trate de evitar cualquier…”, señala sin terminar la frase. Luego de que cruzaron los dos policías, María acomodó a Milton y resguardó a los otros chicos. “Hasta ese momento, lo tenía vivo”, explicó.
Inmediatamente después, la madre siente el impacto. La bala, según las primeras pericias, cruzó por entre las tablas del cerco, atravesó la cabeza del bebé introduciéndose a la altura de la sien, traspasó una casillita de madera cubierta por una lona negra ubicada en un rincón del patio y se enterró en el monte. “Cuando mi hermano me lo saca a mi nene de los brazos, acá nomás ya había muerto”, agregó.
El tío de Milton salió a los gritos, desesperado, pensando que le habían matado a uno de sus hijos. En ese momento, salió de la oscuridad el policía que había efectuado el disparo y le preguntó: “¿Qué te pasa hermano?”. “Sos un hijo de p..-le respondió-me mataste un gurí”. Luego, verificó debajo de otra lámpara que no era su hijo, sino su sobrino. “Está clarito que fue el último milico, el que estaba escondido ahí, se abrió y tiró para acá dentro”, dijo el tío.
Malestar con el juez
Bukténica expresó su desazón por la labor del Juez. “No estoy para nada conforme, no veo que se haga con la importancia que tenía que hacerse esta reconstrucción. Para mí dejan mucho que desear”. Garay únicamente preguntaba a los testigos “si se mantienen en sus dichos y se terminó”, precisó el letrado. Los testigos no pueden “expresarse por motus propio para ampliar su testimonial”, agregó.
A su criterio, se debería ubicar una persona en lugar de la víctima, y otra en el lugar de los imputados, para reconstruir “escena por escena” desde el comienzo del hecho hasta el final. Con los testimonios, las pericias y la planimetría, se debería “armar la escena”. “El problema es que acá no se está armando la escena”, sostuvo.
El abogado, incluso, llegó a reclamarle mayor actividad a Garay al ver que no actuaba con la determinación que exige la situación. “Me manifestaron que si tenía que pedir alguna otra prueba, que pida una ampliación de testimonial”, precisó.
“Tendría que preguntarle a los testigos donde estaban, por donde fueron, con quien se cruzaron. Tendrían que ponerlos en el lugar, interactuar”, aseguró Bukténica. La esperanza del abogado es que Gendarmería, quien se encarga de los peritajes, pueda cambiar el rótulo de la causa. “Están trabajando a conciencia”, indicó.
En caso de que la reconstrucción sea deficiente, el riesgo que se corre es que la carátula de la causa no se modifique. “Sería lo peor para nosotros”, aseveró el letrado. Bukténica apunta a lograr un autor material y dos partícipes necesarios de un homicidio “doloso”. Actualmente, de los tres policías procesados, sólo queda uno por homicidio “culposo”. Los tres se encuentran en libertad.
Las condenas, en ambos casos, son muy diferentes. “Si alguien tiene una condena por homicidio culposo, se va a su casa condenado y todo”, indicó. En cambio, en caso de una condena por un homicidio doloso, el mínimo son ocho años, y las penas son de cumplimiento efectivo.
La ausencia esta mañana de los imputados es otra baza que podría jugar a su favor. Bukténica, igualmente, aseguró que esta circunstancia no debería ser determinante. “Si utilizamos tres personas, ajenas a la causa, y la situamos en el lugar de los imputados, se reconstruye igualmente el hecho”, sostuvo.
“Queremos Justicia”
La madre de Milton solicitó ante los micrófonos “que se haga Justicia”. Y también se mostró en desacuerdo con la actuación de Garay. “No están poniendo en los lugares a las personas, principalmente a la persona que realmente lo mató a Milton. Me leyeron las declaración mía, la declaración de mi hermano, pero otra cosa no están haciendo”, dijo.
“Ellos no ponen como estaba parada, como estaba yo con él. Nosotros queremos hacer como nos pasó. Ellos están favoreciéndolo a ellos (policías)”, expresó María.
Las irregularidades no terminan allí. El vecino que vive en el ingreso al sendero aseguró que anoche recibió un llamado de la Comisaría 3° -actualmente pernocta en una casa ubicada en el barrio “El Toronjal”- donde le comunicaban que había una orden de allanamiento porque está acusado de “violación e intento de robo”.
El testigo aseguró que le quieren “fabricar” una causa para entorpecer las pericias. “Les dije que estaba a su disposición, pero esto es como que te están metiendo un palo en la rueda”, dijo. Según expresó, no tiene ningún antecedente policial. “Estoy bien limpito, gracias a Dios”, sostuvo.