Los testigos, que se presentaron espontáneamente, declararon que los abusos eran cometidos por el cura en la habitación que poseía, donde le ofrecía a los niños -de entre 10 y 14 años- golosinas, gaseosas, televisión por cable y juegos electrónicos para seducirlos, publicó Uno.
Rodríguez Allende dijo al respecto que “Nos interesa la medida a los fines de constatar los lugares donde se producían los abusos por parte de Ilarraz”, y señaló: “Fundamentalmente queremos recorrer el dormitorio, el baño, la oficina contigua al dormitorio y los pabellones donde dormían los seminaristas menores”.
Destino Tucumán
Una comisión de funcionarios judiciales entrerrianos viajará en los próximos días a San Miguel de Tucumán y a Monteros, donde en los últimos ocho años Ilarraz ejerció funciones sacerdotales, para recopilar información sobre su comportamiento y alentar a nuevas víctimas, si existieran, a que hagan las denuncias. Este grupo tiene previsto reunirse en Tucumán con autoridades tribunalicias para informarles sobre el avance que la causa registra en Entre Ríos.
Durante la visita se pondrá énfasis en la relación que Ilarraz mantuvo en Monteros con un grupo de niños de entre 5 y 14 años provenientes de zonas rurales, con los que trabajaba en la parroquia de esa localidad tucumana.
