No es nuevo. Hemos expulsado a los científicos más brillantes. Estamos acostumbrados a maltratar a los más talentosos, especialmente cuando por alguna razón provocan decepción colectiva.
En el Mundial hiciste llegar a la Argentina hasta la final y en esta Copa, que terminó en un Waterloo, llegaste a jugar muy bien aunque nos quedamos con las ganas de ver al jugador brillante que bate récords de títulos y de goles en el Barcelona.
Sos condenado por no haber sido un salvador. Seguimos esperando un salvador que realice un milagro en el momento más apremiante. No podemos tolerar que además tengas otro estilo de liderazgo: ése en el que se trabaja, en el que importa el grupo y en el que el mejor es humilde en sus gestos, casi tímido. Preferimos los cancheros y los fanfarrones. Vos no sos así.