En abril pasado, en la explanada de Casa de Gobierno, Cristina de Kirchner presentó el programa «Carne para Todos». El programa, elaborado tras un acuerdo entre un grupo de empresarios de la carne y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, contempla rebajas sobre el precio del producto típico de la dieta de los argentinos que en el último tiempo viene sufriendo subas que impactan en el costo de vida. El anuncio contemplaba camiones frigoríficos que recorrerán barrios de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, ofreciendo los cortes más populares con rebajas de alrededor del 40 %.
De implementarse en la ciudad, sería una intervención acertada del Estado para recuperar parte del poder adquisitivo de la clase media, media baja o baja que pierde por efecto de la inflación. “Se come menos”, dijo María Elena, una mujer que esperaba un remise esta mañana en la esquina de la peatonal y Urquiza. “Dos veces por semana y nada más; lo imprescindible”, añadió. Luego complementa con pollo o pescado. La mujer aclaró que la razón de la variación alimenticia es que la carne: “ha subido muchísimo”. “No sé si la gente podrá seguir comprando carne”, se preguntó.
De todas formas, aclaró que no piensa eliminarla del menú. “Mi esposo es muy carnívoro, le encanta la carne”, manifestó María Elena. Al mismo tiempo, indicó que tienen un carnicero de confianza al que le compran carne “de buena calidad”.
Por su parte, Marcela, otra mujer que esperaba parada cerca de los bancos de la Catedral, dijo que el incremento de la carne “se sintió muchísimo”. A tal punto que admitió que estaba pensando en volver a consumir las milanesas de soja “que tuvieron auge por allá por el 2001”.
Si bien admitió que se puede caminar en busca de precios, desconfía de la carne en oferta. “Puede variar y los precios que podés conseguir más económicos, seguramente es de carne que no proviene de frigoríficos y sí de faenas clandestinas, seguro”, expresó. En consecuencia, se corren riesgos por “la falta de vacunas; la falta de inspecciones y todo lo demás”. Asimismo, expresó que tiene compañeros de trabajo que se dedican a la caza o a la pesca, quizás como hobby pero también como medio de procurarse el sustento. “Me decía un compañero que cazó un carpincho, que también creo que está penalizado, y con un carpincho come una semana por el tema del precio de la carne”, indicó Marcela.
No obstante, indicó que por una “cuestión particular” de su trabajo –es cocinera en una escuela- puede seguir consumiendo carne. “Sino no la estaría consumiendo; estaría buscando alternativas como el arroz o la soja. Productos que tengan las mismas proteínas que la carne y vería las formas de cocinarlas como para no aburrirme”, explicó. “Yo pertenezco a la clase obrera, soy empleada pública, mi sueldo no es como el de muchos, y mi clase está pasando por esta situación”, expresó la mujer.
En la peatonal se encontraba Juan Carlos, un vecino del barrio San Miguel II. Consultado sobre los precios, el hombre no titubeó. “No se puede comprar, directamente no se puede comer. Vas a comprar un kilo de puchero y te está costando $ 17 el más económico. Y si vas a comprar huesitos con carne porque uno teniendo muchos hijos…te dan unos huesos para el perro y pelados”, admitió.
¿Cómo hace para substituir la carne? “Si tenés $ 4 o $ 5 tenés que comprar menudo y comer menudo toda la semana”, precisó. La otra opción es un caldo. En otro momento, el guiso era una alternativa económica. Ya no. “Para hacer un guiso como la gente tenés que tener $ 70 u $ 80 porque de la carne nomás, si tenés que comprar un kilo de puchero, tenés que tener $ 20 y después la papa, la cebolla, el tomate, el morrón”
El kilo de pulpa directamente es prohibitivo para el bolsillo de Juan Carlos. “Está arriba de $ 30, $ 35 y en todas (las carnicerías) están igual”, indicó. Además, para una familia numerosa un kilo “no te alcanza ni para el agujero de la muela”. El hombre no se mostró convencido de caminar en busca de mejores precios en supermercados y autoservicios. “Recorrés y no hay diferencia de nada”, dijo.
Sin rentabilidad no hay interés
El subsecretario de Producción, Néstor Loggio, se reunió con los integrantes de la cadena de comercialización de la ciudad en referencia a la Cámara de Supermercadistas y luego con los autoservicios inscriptos en Rentas para transmitir la información sobre el Programa. “La información ha llegado a toda la cadena. Ahora ya es una relación entre privados: entre la cadena de comercialización y el frigorífico”, indicó.
Los cortes, según la tabla del gobierno, tienen valores significativamente inferiores a los de mercado y no dejan margen de ganancia. El valor del kilo de asado al público es de $ 10,50, la falda $ 5,18, el vacío $ 12,65. “Carne de vaca estamos hablando. No es ternera ni novillo”, aclaró Loggio.
La reunión tuvo a mediados de la semana pasada en la municipalidad. En ese encuentro, los propietarios de supermercados, carnicerías y autoservicios, según una persona que estuvo presente, plantearon varios cuestionamientos al Programa. El principal, la falta de rentabilidad. Es sabido que los cortes no dejan ganancias al dueño del comercio y la apuesta es vender algún otro producto al cliente que se acerca interesado por los precios económicos, además de tratarse de un acto solidario.
“Acá vienen chicos a pedir $ 1 de huesos. Nosotros no podemos vender esa cantidad así que los ayudamos cuando podemos”, dijo a DIARIOJUNIO la dueña de un autoservicio. Teniendo en cuenta ese tipo de situación, Loggio sostuvo que se requiere “un compromiso muy fuerte” de parte de los comerciantes.
No obstante, la respuesta de la plaza de comercialización local fue negativa. “Algunos comerciantes nos han hecho saber que no les interesa la propuesta. Al no tener rentabilidad, no tienen interés”, indicó. “Me hubiese gustado que sea masivo pero entendemos las razones comerciales de quienes no adhieren a la propuesta. Entiendo perfectamente que todo empresario quiere tener rentabilidad”, sostuvo. Además, la división entre los comerciantes locales y las cadenas multinacionales no se manifestó en este tema puntual. Los cortes del gobierno no llegan al hipermercado ni a la sucursal de la misma firma ubicada en el centro. Si hay interés de los supermercados chinos, se desconoce.
De todas formas, no todos los comerciantes rechazaron de plano la propuesta. Desde un autoservicio local se mostraron interesados en el Programa e incluso llegaron a solicitar el envío de la carne para comenzar la semana a venderla que viene. No obstante, cuando llegó el camión del frigorífico constataron que faltaban algunos kilos y, además, el precio no era el convenido sino que costaba entre $0,60 y $ 0,85 más, según explicó el dueño del comercio. De aceptarlo, significaba una pérdida de parte del propietario porque no podía trasladar el precio al consumidor final. La carne fue devuelta al frigorífico y nadie quiso hablar públicamente sobre lo sucedido.
Una cuestión de calidad
El presidente del CICS (Centro de Industria, Comercio y Servicios de Concordia), Horacio Fratichelli, manifestó su parecer a DIARIOJUNIO respecto de la propuesta. En primer lugar, aclaró que lo hacía a título individual -dado que es supermercadista- y su opinión no debe interpretarse como una postura de la entidad que preside. “Esto es un negocio que cada uno lo hace si le sirve o no le sirve”, expresó.
Luego de analizar la propuesta, llegó a la conclusión de que la carne que ofrece el frigorífico “Alberdi” no lo convence. “No me sirve para mi clientela. No voy a llevar adelante este emprendimiento. Lamento mucho porque realmente si los frigoríficos nos mandaran una carne de buen uso, buen consumo. Pero esto no sirve”, indicó.
Además, Fratichelli indicó que la pauta que ofrece el frigorífico no sólo incluye la carne del programa sino también un lote similar para comercializar a precio libre. Y la compra de ambos lotes es obligatoria. “Por decirte 1000 kilos y 1000 kilos de la otra. Y hay que pagar de contado y mi situación no me permite en este momento. Es lamentable pero no lo podré llevar adelante”, señaló.
El supermercadista aseguró que la diferencia de calidad entre la mercadería que compra habitualmente y la ofrecida por el programa de la Nación es “muchísima”. “Estamos hablando de carne de vaca y no te digo de vaca de feed-lot ni nada por el estilo. Lo que ellos nos ofrecen no es calidad de carne”, indicó. Además descontó que es lógico que el resto de los comercios no esté interesado. “A nadie le gusta vender un producto para que después vengan a reclamarle que no es calidad, que no sirve pero que es barato porque tampoco te soluciona nada”, explicó.