CAMPO : Tensión y Aprendizaje. El costado positivo del enfrentamiento

VIVA LA DEMOCRACIA
Un aspecto decididamente positivo, no el único, pues, como pocas otras veces ha ocurrido, los 21 días de corte y paro agrario, representaron uno de los procesos de mayor aprendizaje social. Fue como si cada día que pasaba, nos servía para reflexionar sobre la posición que habíamos adoptado el día anterior. Todos aprendimos. El gobierno a saber (hablando del campo), que no tiene la vaca atada y que debe explicar y hacer mejor las cosas si quiere el apoyo popular. Las entidades del agro a escuchar y asumir que no son “los dueños del país” como se los recordó la presidente. Ambos, a hacer honor a la democracia y no llevar el conflicto a un callejón sin salida y todos a comprender el sentido profundo de la democracia : disidencia, conflicto, diálogo y vuelta a empezar. O sea, saber que cada confrontación no es el fin del mundo, saber que, en democracia, cada enfrentamiento no puede ser a matar o morir, comprobar que la paleta de colores del pintor es, apenas una tímida copia de la vida real y que, lo irreal, el divague, es ver todo en blanco o negro. Aprendimos y quizás ahora lo veamos mejor y críticamente, que no estamos acostumbrados a ser ecuánimes en los planteos. Que no es bueno exagerar por la trompada que Luís D´ Elía le propinó a un manifestante y esconder o no contar que una persona murió en Córdoba porque un piquete no dejó pasar a una ambulancia que no llegó a tiempo al hospital que debía atender al enfermo o que, una fatalidad provocó en la ruta 14 y a la altura del corte la muerte de una joven.
Veintiún días de conflicto no sirvieron solo para tensionar a la sociedad, ni para hacernos más intolerantes (aunque hayamos escuchado las peores cosas en estos días), sino también para repensar nuestros comportamientos. Los cortes de ruta ¿ son ilegales, autoritarios y violentos siempre o solo lo son cuando quienes lo ejecutan son los que piensan distinto a nosotros ? ; ¿ es lo mismo o diferente si el corte es realizado por desocupados, cartoneros u obreros o si, como en este caso, está protagonizado por gente de campo ?. O más fino aún, los cortes ¿ son malos e ilegales siempre, o existen situaciones en las que no hay más alternativa y se los puede entender ? y el corte de ahora ¿ puede decirse que era un caso límite?, ¿si no lo hacían morían, el país se derrumbaba, algunos quedaban en la calle o aunque estemos de acuerdo reconocemos que se trató de una exageración ?.
Los 21 días de conflicto obligaron a todos a reflexionar a fondo. El desabastecimiento ¿fue una medida razonable o era algo así como matar una mosca con pistola?, en fin cuestiones sobre las que quizá corresponda poner el acento ahora, no antes, ni mucho después, ahora que la tensión aflojó pero con la memoria fresquita.
Veintiún días de conflicto sirvieron para preguntarse porqué el gobierno hizo conocer recién ahora las medidas que favorecen al sector más desprotegido del campo. Porque no contempló las diferencias entre pequeños y medianos productores y grandes terratenientes y/o pooles de siembra. Porque si los representantes de la Federación Agraria Argentina ((FAA) manifestaron muchas veces el apoyo a este gobierno esta vez estuvieron en la vereda de enfrente ¿es posible sostener que se pasaron de bando solo porque son traidores? ¿no existe la posibilidad de pensar que el gobierno prefiere tener como aliados a sectores poco cuestionadores y menos ligados al progresismo? Como entender sino este enfrentamiento con quienes plantaron apenas el 20 % de la soja y que representan al 80 de los productores. ¿Es posible decir que el discurso de Eduardo Buzzi (Presidente de Federación Agraria Argentina) en el acto de cierre de Gualeguaychú fue brillante, que le dijo verdades a este gobierno pero que, al mismo tiempo, fue una exageración lo que hicieron con los cortes y el desabastecimiento o es esquizofrénico tener esa postura?. ¿ es de esquizofrénico o de persona razonable apoyar la lucha de los chacareros pero al mismo tiempo señalarles que no está bien que tengan peones en negro y mal pagos o que se nieguen a pagar impuestos?
No estamos acostumbrados a ser así ¿verdad? Este conflicto puso en evidencia nuestros rasgos más negativos : odiosos, bocones, discriminadores, antis, injustos, contradictorios, exagerados y…Pero también, se puso en evidencia que nada de todo esto alcanza para producir el caos. Los que se entusiasmaron con el estallido también aprendieron. Si no existen condiciones objetivas que lo sostengan, no es posible nada de lo que pudo haber formado parte de la febril imaginación de algún protagonista, imaginario o real. A su vez, deberán esperar una próxima oportunidad (que ojalá nunca llegue) los que esperaban que la desesperación, la angustia y el autoritarismo disimulado llevara al gobierno a desplegar la fuerza brutal de la represión y despejara las rutas a fuerza de palos, cachiporras y gases.
Nada de esto era posible, simplemente porque todo lo peor que se pueda decir de este gobierno es nada al lado de lo que hemos pasado en los últimos años. El país crece, la democracia se afirma, la justicia mejora, falta mucho, demasiado, pero estamos lejos de la desgracia.

Y SE ARMO LA DISCUSIÓN
No solo en cuanto a lo macro y a lo que tiene que ver con lo más concentrado de la política, muchos argentinos aprendimos a conocer cosas del campo como pocas veces antes. Porcentajes y cifras que quizá nunca habíamos escuchado, desde la cantidad de hectáreas que tiene el país hasta cuantas son las que se producen y, de estas, las que ocupan los diferentes cultivos, entre ellas la soja. Pero eso fue apenas el disparador, porque a medida que el conflicto avanzaba, muchas personas ya no se limitaban a repetir lo que escuchaban en la calle o en la tele, querían saber más e investigaban. Es decir, se alejaban de la simple intuición, comprendían que para hablar de algo y tomar posición hace falta saber, no solo suponer, es decir, ser responsables, querían discutir con otros y necesitaban tener argumentos.
Así, se comenzó a discutir y a aprender (en curso veloz e intenso) de economía, de política, de historia y, quizás, lo mejor, aprendimos de la historia más reciente de nuestro país, del “Grito de Alcorta” y también de lo que ocurrió en los primeros meses de 1976, en tiempos de Isabelita antes del golpe y cuánto tuvo que ver la FAA con la movida del campo un mes antes de la asonada militar. No se trata de estigmatizar, solo de revisar nuestra historia, nuestro pasado, el de cada uno y aprender.
Aprendimos de economía no solo de coyuntura económica, sino de la importancia y el alcance que, por ejemplo, tuvieron las Juntas nacionales de granos y carnes, del significado que tiene la nacionalización del comercio exterior y de que esto y con respecto a los granos se aplica en países capitalistas. O sea, lo que hasta ahora para nosotros era una consigna de comunistas, resulta que son adoptadas por países donde funcionan las leyes de mercado.
Sería largo contar todo lo que sentí que aprendimos en estos 21 días, pero si tuviera que sintetizar, algo que me cuesta, diría que (aunque todavía no tengamos conciencia de ello), aprendimos que, con la democracia se aprende, se discute, se mejora, se logra, se crece. La democracia, la libertad y la tolerancia, hicieron posible que «viva Kristina» y «aguante el campo» no se mataran entre sí y aceptaran que deben convivir.

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