Los pequeños y medianos productores que habían logrado algunas mejoras en Diputados, que reducían el pago de retenciones al 30 % y menos en algunos casos y habían conseguido subsidios por fletes, perdieron en el Senado las mejoras que se habían logrado en el debate en Diputados.
Poco tiempo pasó para que los productores se dieran cuenta que el triunfo no era tal y que hubieran estado mejor si se aprobaba la resolución 125.
El discurso fue entonces “estamos peor que antes”. Por supuesto que la Sociedad Rural, más allá de los discursos formales, no acompañaba esta idea, ya que ellos estaban mejor que antes.
Ahora vuelven a la carga. Porsupuesto que los objetivos aparecen nuevamente disfrazados. Se habla de la leche –reclamo justificado-, de las economías regionales –también justificado-, de la sequía –fenómeno natural del que no se puede responsabilizar a nadie-, pero en realidad la consigna principal es: “queremos retenciones cero”, lo cual es el verdadero interés de los productores sojeros. No hacer ningún aporte al Estado.
También reclaman un dólar competitivo a $ 3,50. Por supuesto que para concederle este pedido, el Estado debería salir a comprar millones de dólares para lograr que suba. Y este dólar alto lo pagaríamos todo los argentinos con mayores subas de precios. En definitiva, el Estado debe aumentarles el dólar, subsidiarlos por la sequía, pero ellos no deben aportar nada al Estado. Tal como ocurre con la crisis financiera en EE.UU. las ganancias, cuando hay, son para los dueños del capital y las pérdidas son para el Estado.
El gobierno kirchnerista también ha hecho su aporte a mantener latente este conflicto. La Ley de Arrendamientos, que estaba a punto de ser sancionada durante los meses de crisis, fue archivada nuevamente. Nada se ha hecho para implementar “Retenciones Segmentadas” que tengan en cuenta el tamaño del productor y su ubicación geográfica – ya que no es lo mismo un productor en el sur de Santa Fe que en Formosa-, debiendo privilegiarse, además, a los productores de alimentos por sobre el monocultivo que el gobierno ha venido alentando hasta ahora. De lo contrario, sería falso el discurso gubernamental de que se pretende lograr redistribuir la riqueza y diversificar la producción, y sólo se estaría persiguiendo un fin recaudatorio.
Mientras tanto, este problema lo pagamos el conjunto de los argentinos aunque muchos no se dan cuenta de la situación. La derogación de la resolución 125 que le restó potenciales ingresos al Estado, llevó a que en el Presupuesto Nacional del 2009 se haya reducido notoriamente, los subsidios al transporte y la energía, lo que redundará en un aumento que ya hemos comenzado a ver en la luz, el gas y todos los medios de transportes.
También hay que decir en este sentido que el gobierno nacional reduce subsidios, que son manejados en forma arbitraria y discrecional por el ministro De Vido y su Secretario Jaime, mientras avanza en pagar a los acreedores externos deudas que están fuertemente cuestionadas. Nuevamente se privilegia a los sectores del capital financiero internacional por sobre los intereses y necesidades de los argentinos.
Estamos frente a una crisis mundial del capitalismo desatada por los sectores financieros de EE.UU., cuyos resultados y repercusiones aún es difícil de medir, más aún en países como el nuestro.
Pero todos coinciden en que habrá una reducción de la actividad económica, una disminución en el consumo, una baja de los precios internacionales y en los volúmenes de los productos que exportamos, fundamentalmente granos y petróleo, y una fuerte contracción del crédito internacional.
Este panorama augura un menor crecimiento, una menor generación de empleo y una desmejora en todos los niveles de la economía. No constituye el mejor momento para que los reclamos sectoriales se pongan por encima de las necesidades del conjunto más amplio de la sociedad.
De ninguna manera vamos a estar exentos de la crisis.
El gobierno nacional debería dejar de lado su pretensión de pagar con reservas la deuda del Club de París así como el pago a los bonistas que no entraron al canje del 2005. Resolver de forma inmediata los problemas más urgentes de los sectores de la lechería y la carne. Aplicar un régimen de retenciones segmentadas. Aprobar rápidamente la Ley de Arrendamientos.
Los sectores agropecuarios deberían deponer los intereses corporativos que sólo buscan beneficiar a los productores de soja.
En síntesis, es momento de poner los intereses del país y de los sectores más amplios de la sociedad por encima de los intereses sectoriales o de sectores políticos. La crisis ya está entre nosotros. No volvamos al pasado.