La instrucción de los gendarmes es «negociar» y contener el conflicto. Las fuentes consultadas por el diario Clarín señalaron que la Gendarmería tiene una capacidad acotada para actuar y evaluaron que «por la magnitud del conflicto la solución es política y no represiva. Una cosa es disuadir a 200 o 300 manifestantes y otra enfrentarse con una pueblada».
En este aspecto, un eventual desalojo por la fuerza en un punto de una ruta podría llevar a replicar los cortes algunos kilómetros más lejos por parte de manifestantes coordinados que tuviesen una mínima organización, con tan sólo un llamado de un celular a otro.
Este escenario habría sido evaluado en la cartera del ministro Aníbal Fernández. «Es como en las fronteras. Es imposible poner un tipo al lado del otro para que no pase nadie», graficaron.
En el primer día de paro, de todas maneras, el enfrentamiento del gobierno y el campo sólo escaló en lo verbal. Frente a los cortes el ministro del Interior, Florencio Randazzo, acusó de «irresponsabilidad» a los productores y les recriminó por cometer un «acto demencial».
Los principales bloqueos a rutas se registraron en Entre Ríos y en rutas de Santa Fe cercanas a las terminales portuarias. Frente a la protesta callejera y en las rutas el gobierno se jacta de no haber apelado a «los palos y los gases». En los 21 días de paro no hubo intentos de las fuerzas de seguridad por desalojar los cortes, aunque sí choques aislados entre productores y camioneros.
