El Campo del Abasto fue concesionado por la anterior gestión a la empresa CETRU S.A. Las condiciones de esta concesión están siendo actualmente investigadas por la Justicia; no obstante, el 9 de junio de 2008 la actual gestión del intendente Gustavo Bordet dispuso la rescisión del contrato con CETRU en forma anticipada – mediante el Decreto Nº 737/2008 – debido a la gran cantidad de incumplimientos de cláusulas contractuales en los que incurrió la concesionaria.
Estos incumplimientos fueron constatados con actas, notificaciones y órdenes de servicio producidas por distintos organismos municipales de carácter técnico. En ningún momento la empresa cumplió con los requerimientos contractuales planteados inicialmente ni respondió a las intimaciones de la Municipalidad; en consecuencia: se decidió exigir a la empresa a que restituya el lugar al municipio. Durante ese mismo proceso se iniciaron acciones legales para acceder al predio, pudiendo en esa oportunidad el señor Juez y los funcionarios municipales comprobar el estado de abandono y las malas condiciones laborales imperantes en el lugar. Una vez dispuesta la rescisión, a mediados del año pasado, se dio inicio a una acción de desalojo en la Justicia.
Posteriormente, se suscribió un convenio con la empresa para la restitución del inmueble y las maquinarias existentes, construidas e instaladas por CETRU, acordándose – con especial énfasis – que al personal dependiente de la empresa se le asegurara la percepción de los importes adeudados por salarios caídos. Una vez que la Municipalidad recuperó el manejo del Campo del Abasto, se avanzó en la formulación de un nuevo convenio con los ex empleados de la empresa, ahora organizados y reconvertidos en una cooperativa de trabajo, quienes se hicieron cargo de la operación de las instalaciones, en un encuadre jurídico diametralmente opuesto al anterior.
De esta forma se pudo salir de una situación conflictiva y se concretaron varios logros importantes para la comunidad de Concordia: se preservó y recuperó la fuerza laboral de este grupo de trabajadores, sacándoselos de la precariedad en que se encontraban – y que había empeorado por la ruptura con la empresa – lográndose su conversión en una cooperativa; se obtuvo el pase de los bienes al patrimonio municipal y se generó un nuevo acuerdo, con mejores condiciones que el anterior, teniendo en cuenta que ya no es un convenio a 20 años, con opción a 10 más, sino que es por 6 meses (el nuevo convenio fue enviado al Concejo Deliberante y aprobado, pocas semanas después, por este cuerpo legislativo).
En resumen: Se recuperó para la Municipalidad un inmueble de 248 hectáreas. Se rescindió, sin complicaciones judiciales, una concesión por largo tiempo. Se incorporaron al patrimonio municipal las obras civiles y máquinas para el reciclado, a un costo menor, salvaguardando el capital adeudado a los trabajadores.
En definitiva, no hay que buscar la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el propio…