Una recorrida para conocer Concordia hubiese podido llevar a los Kirchner unos kilómetros al sur, hasta Benito Legerén, donde funcionaba el CAP-Yuquerí. Orgullo y emblema productivo de una localidad que supo incluso hasta fundar un cuadro de fútbol que compitió con éxito a nivel provincial. Juan Tomás Valín, secretario general del sindicato de la Carne, recordó el 31 de agosto de 2004 (cuando se cumplían 24 años del cierre) que la fábrica “llegó a tener 2500 empleados en el 45, 55, 60. Incluso, cuando yo llegué al gremio, trabajaban 1600. Era 1967, 68”.
Hilda “Quica” Racedo, vecinalista de Benito Legerén, trabajó desde 1972 hasta 1978. “Nosotros nos criamos con una fuente de trabajo, con un monstruo, realmente era hermoso, para que tengas una idea los animales venían en barco, en tren, la gente viajaba en colectivo desde las 3 de la mañana hasta la noche, había turnos de 4 a 12, de 5 a 1, de 6 a 14, de 14 a 22, de 12 a 20. Hubo épocas en que trabajaban más de 2.000 personas”, recordaba en 2001.
Calculó que sólo un 30 % de los empleados de CAP eran de Legerén. El resto provenía de distintos lugares de la ciudad, como el Tiro Federal, los barrio Lezca y Nébel. “Antes se jubilaba el padre y entraba el hijo, hoy no pasa eso”, señalaba Racedo con nostalgia.
La vecinalista recordaba cuando comenzaban a correr el rumor del futuro cierre de la planta. “No faltaban quienes decían: ‘yo tengo tantos años, después cobro buena plata’, y yo creo que de toda la gente que trabajaba en CAP se habrán acomodado 10 personas, 15, después las demás vivimos añorando esas épocas hermosas”.
“Muchos compañeros ya se han muerto”
Siguiendo con el tour, a escasas 20 cuadras del centro aproximadamente se encuentra la fábrica donde antes funcionaba Pindapoy, hoy Baggio. Un ex-empleado de Pindapoy, Juan Carlos Fruncieri, en 2001 recordaba que esa firma tenía cerca de 1.200 empleados incluyendo a quienes trabajan en Buenos Aires, Corrientes, Misiones. “Pero la gran mayoría era de Concordia; estamos hablando de 800 personas”, puntualizaba.
El ex-empleado señalaba que el dinero de la indemnización que iban a recibir, por la venta del inmueble a Baggio, no iba a alcanzar para mucho. “En la mayoría de los casos ya lo está debiendo porque ha pasado tanto tiempo sin conseguir trabajo… Tengo lamentablemente experiencias de compañeros; muchos ya se han muerto; otros están postrados en una cama porque no han podido superar de un día para el otro quedar en la calle sin que nadie le tienda una mano”, sostenía. Fruncieri recordaba que en la empresa había gente que “se crió al lado de una planta y ni siquiera conocía la ciudad, había salido a lo mejor al almacén de la zona y de un día para el otro quedó en la calle”.
Y calculaba que, en ese entonces, a Baggio le alcanzaba con 25 o 30 personas para hacer andar la fábrica pero cifras esperanzas en que se trataba una marca muy importante. “Creemos que no se va a conformar con hacer concentrado y que en el futuro va a ir agrandando lo que es esa fábrica de jugo”, decía. El cálculo no era errado: un empleado de Baggio calculó que en la actualidad trabajan cerca de 200 personas, distribuidas en cuatro turnos. “Quizás somos 180, 200, capaz un poco más pero no mucho más que eso”, dijo. Pero los empleados nuevos, en su gran mayoría, no superan los 30 años.
Patrimonio social fagocitado
El recorrido del matrimonio presidencial no debía alejarse mucho de Pindapoy. Enfrente se encuentran las instalaciones recicladas, en gran parte, y derruidas, en menor medida, de la ex-estación Norte del ferrocarril. En Concordia había 2500 empleados que trabajaban en el Ferrocarril Urquiza. Concordia era cabecera del recorrido; tenía instalaciones administrativas y talleres mecánicos. Luego del cierre, en 1993, vino el desguace, la privatización y el servicio pasó a manos de Pescarmona y, posteriormente, de ALL. Actualmente se calcula que no trabajan más de 100 personas en Concordia en el ferrocarril concesionado.
Además, las instalaciones fueron desguazadas y fagocitadas. La mayor parte se la quedó el municipio: Sanidad Ferroviaria (escuela Cerem), la Gerencia (Secretaría de Salud Municipal), Papelería e Imprenta (Gimnasio Polifuncional), Estaciones Concordia Norte (ex-dirección de Tránsito y Corsódromo) y Central (Museo Antropológico), Galpones de Vía y Obra (asentamiento de un barrio de Emergencia), Edificio Nuevo (Gendarmería), etc.
Los trabajos temporales
Los relevamientos del INDEC demuestran que Concordia ha mejorado en los últimos años en las mediciones de las tasas de empleo, pobreza, subocupación y actividad, lo que predominan son otro tipo de actividades, de carácter más temporal. Pero no ha sido de la mano de la industria. En el Parque Industrial hay más de 15 fábricas pero la más importante es la multinacional de capitales chilenos Masisa. La productora de tableros de madera tiene cerca de 850 personas que dependen de ella en forma directa o indirecta. Es indudable que la tecnología juega un papel fundamental y las inversiones actuales requieren cada vez menos mano de obra.
A detrimento de las chimeneas, han crecido las actividades agropecuarias dque ocupan mano de obra intensiva. Un ejemplo es el arándano. El productor Juan Scordia, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (APAMA), hace poco señaló que la temporada 2007 que comenzará con intensidad el próximo mes solicitará más de 7.000 personas. Y las proyecciones del sector estiman que para dentro de 5 años se podría estar necesitando entre 15.000 y 20.000 personas para trabajar en la cosecha de la fruta azul. Pero el mismo Scordia señalaba que se trata de una actividad que dura sólo tres meses.
Lo mismo sucede con la citricultura, se trata de un trabajo de carácter estacional. Según datos suministrados por el Sindicato de la Fruta, hay más de 10.000 personas que dependen actualmente de la actividad citrícola. No obstante, la gran mayoría son cosechadores y sólo trabajan durante la temporada.
Y hay que tener en cuenta que Concordia está dejando de lado paulatinamente la actividad citrícola de lado. Mientras que en uno de los primeros censos tomados en 1987 surgía que en Concordia habían 22,5 mil ha plantadas contra 18 mil de Federación y un total de 5,5 millones de plantas contra 4 millones de ese departamento, hoy, la situación es absolutamente diferente. Federación es, por lejos, el departamento citrícola por excelencia. En efecto, Federación tiene una superficie de 27.409 ha con 10.705.499 plantas y el departamento Concordia 13.790 ha con 5.285.142 plantas. Es decir, pasaron 20 años y Concordia tiene muchas menos has. y plantas. Federación en cambio casi duplicó su superficie y tiene más del doble de las plantas.
En cambio, la reactivación económica se nota más que nada en la construcción. Según cifras aportadas por el secretario general de la UOCRA, Walter Doronozro, mientras que en 2001 había cerca de 800 empleados y la única obra pública era la construcción del barrio 100 Viviendas, ubicado en calle Diamante, en la actualidad hay cerca de 3.000 obreros que trabajan en blanco tanto en obras públicas como privadas.
Como ejemplo, citó las obras de Cafesg, las obras del Promeba en los barrios, la construcción de la autopista en la ruta 14, algunos hoteles y la edificación de 12 edificios en la zona céntrica. “Nunca nos había pasado esto, no se imaginaba que iban a haber tantas obras verticales en esta ciudad”, señaló. A estas cifras hay que agregar que, según Doronzoro, un “alto porcentaje” de obreros trabajan “en negro”.
La senadora Kirchner dijo, el jueves en la cancha de Libertad que, durante el vuelo en helicóptero, había podido apreciar el paisaje que le había regalado el vuelo por “los cultivos, los cítricos y los galpones citrícolas, esos por los que Jorge Busti sufría cuando era diputado conmigo y prácticamente no se podía ni siquiera subsistir”. Y luego que “el gobernador electo (Sergio Urribarri) me hablaba de la importantísima inversión en arándanos”, concluyendo en que “hemos vuelto a creer en el trabajo, en la producción y en el esfuerzo”. Habrá que ver, si es que triunfa el próximo domingo, si está dispuesta a cambiar de raíz el modelo que impuso la dictadura, se profundizó en los 90 y se maquilló durante el mandato de su marido.