En pleno proceso de elaboración, la iniciativa no es por ahora más que el esbozo de temas que se pretenden hacer circular para el debate.
Entre los más importantes está la unicameralidad en la Legislatura. La idea es bajar el costo de administración de las dos cámaras sin afectar la representación territorial, que se mantendría en un legislador por departamento. La cámara única se completaría con otro número todavía indefinido de bancas por distrito único (representan al conjunto de la provincia y por lo tanto pueden ser de cualquier ciudad) pero que se elegirían por un sistema mixto.
En forma similar a lo que se debate en el orden nacional, la intención es eliminar parcialmente la boleta sábana. Sólo la mitad de lo que en la nueva única cámara serían, para llamarlos de algún modo, los viejos diputados se podrían elegir por fuera de la lista sábana, en nóminas que propongan un solo candidato. Por ejemplo, si los “diputados” siguen siendo 28, habría 14 que irían como parte de una sábana y 14 que se elegirían individualmente.
Como la reforma de la Constitución Nacional del año 1994 dispone que los candidatos deben salir de los partidos (en el caso de los diputados no alcanza con uno vecinal, debe ser uno con reconocimiento provincial) la idea es disminuir los requisitos legales para la formación de nuevas fuerzas políticas.
Tras recordar el desafío de Busti a los docentes de Agmer para que formen una fuerza política y se presenten a elecciones, el vicepresidente del PJ, José Cáceres, explicó a EL DIARIO que la idea es “que todos los que cacarean se puedan presentar, que nadie tenga el pretexto de que no pueden hacerlo porque se lo impiden los requisitos formales”.
A la supervivencia parcial de la boleta sábana se le pone, no obstante, un limitante: la habilitación de un sistema de tachas. “Cada vez más crece el número de boletas que se terminan anulando porque la gente tacha con una birome el nombre de un candidato que no quieren. Esa expresión de la gente hay que reglamentarla para hacerla válida”, dice Cáceres, a quien Busti asignó la tarea del armado de la iniciativa de reforma.
Para la integración del Concejo Deliberante se estudia la incorporación parcial de un sistema por circunscripción. De los 14 concejales, 7 se elegirían como ahora y cada uno de los 7 restantes deberían representar a una de las jurisdicciones en la que se dividiría la ciudad (de modo similar a como ocurre con los departamentos para la integración del Senado provincial). El criterio de representación territorial se aplica sólo parcialmente porque, de hacerlo paras las 14 bancas —se explica—, limitaría las posibilidades de cerrar acuerdos electorales que se expresen en candidatos que no habiten la jurisdicción del caso.
Una idea novedosa en materia electoral es la que obliga a los candidatos a gobernador y a intendente a hacer público el nombre y los antecedentes de las personas que lo acompañarán en su gabinete en caso de resultar electos, algo que, por ejemplo, fue imposible de obtener en la pasada elección.
El capítulo electoral del primer borrador se completa con la baja de la edad para votar a los 16 años. Se lo propone a modo de contracara de las iniciativas contra la inseguridad que desde la Nación quieren llevar a esa misma edad la imputabilidad de los menores.
El listado de temas que puntea Cáceres incluye la realización de un referéndum anual que sirva para conocer la opinión de los contribuyentes sobre el destino que se le da al dinero de sus impuestos en los presupuestos. Se instrumentaría con preguntas a responder en forma obligatoria, por sí o por no, en las facturas de Rentas.
A fin de “promover la participación” y que “la voluntad comunitaria tenga una organicidad”, se propone crear un “Concejo Deliberante ad honorem de la comisión vecinal”.
Entre los asuntos en estudio está también la posible aplicación del voto electrónico, como garantía de transparencia y agilidad. “Un fiscal y hasta un presidente de mesa se puede comprar, pero un programa no. Con esto sería imposible hablar de fraude”, destaca Cáceres.
