Busti faltó al acto del Día de la Lealtad

También fue atípico porque la nota no la dio ni el orador de fondo, el intendente Julio Solanas en su solitario apoyo al “proyecto de unidad nacional” de Néstor Kirchner; ni la dieron susteloneros, el ex gobernador Mario Moine, que en tono pausado y suave reivindicó la “vigencia” del peronismo y sus contradicciones, ni el vicepresidente del PJ provincial, José Cáceres, cuando castigó la opción de la transversalidad.
Principalmente fue atípico porque la estrella indiscutida de la velada fue Zulema Schoenfeld, una entrada en años dirigente del Movimiento de Mujeres Peronistas, el grupo de señoras revoltosas por el que Busti manda hoy a la Legislatura el proyecto de equidad de género que ordena mitad y mitad de cargos para mujeres y varones.
Pero Zulema no habló de cuestiones de género. No. Con la autoridad que le dan los años, dijo lo que a la mayoría de los presentes le hubiera gustado decir y puso un poco incómodo a más de algún compañero que en este período pasó a ocupar un cargo político.
Zulema, el pelo cano, el tono de voz reclamante, se quejó de los “pirinchos” que “en ciertos niveles del gobierno” provincial “no atienden a la militancia”. Ni siquiera “conocen a los compañeros”, porque “muchos no patearon la calle” y sin embargo “ocupan el lugar de los que se han roto los talones” en la tarea militante.
Después hundió un poco más el dedo en la llaga: “Como no vino Busti, muchas figuras… figuritas no están hoy acá”. Fue la más aplaudida, la única ovacionada y terminó emocionada hasta el llanto. Los dirigentes en el palco le secaron las lágrimas. Abajo, los militantes agradecían porque alguien había dicho con tanta claridad y por micrófono cuál era el motivo por el que hacían política.

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