BOVRIL: ENTRE EL CÁNCER Y LOS AGROQUIMICOS

Contexto y producción: de los muebles de algarrobo a la soja transgénica

La localidad entrerriana de Bovril tiene una población de aproximadamente 9000 habitantes, está ubicada en el noroeste de la provincia y pertenece al departamento La Paz. Es conocida culturalmente como la Capital Provincial del “Gurí” Entrerriano, ya que desde el año 1980 se celebra esta fiesta, que dura tres días y recibe la visita de unos mil niños de toda Entre Ríos.

Bovril hasta el arribo de la soja a sus tierras basaba su producción económica en la fabricación de muebles de algarrobo y en la faz ganadera. Cuando la frontera agrícola se amplió a partir de los desmontes y talas de especies de algarrobo y ñandubay, con el fin de propiciar el monocultivo de la soja; la localidad hace un viraje a un perfil agrícola fundado en la producción transgénica dependiente de agroquímicos.

Según la información oficial, en 2012 se registraron 26 actas de infracción por desmontes y tala, la cual representaban 1500 hectáreas, y la principal causa era la extensión de la frontera agraria para sembrar soja, dijo Claudio Ledesma, director de recursos naturales de Entre Ríos. De las 26 actas por tala ilegal, diez pertenecían a Federal y ocho a La Paz.

Esto se acopla con los registros de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, la cual precisa que la tierra sembrada con soja en la última campaña 2013/14 ascendió a 1.363.200 hectáreas, es decir, se cultivaron 33.300 ha. más que la campaña anterior. Cosechándose 3.355.000 toneladas, lo que la convirtió en la segunda mejor producción de soja de la historia agrícola entrerriana de los últimos 14 años, sólo superada por la campaña 2009/10.

 

Campamento sanitario y el cáncer como principal causa de muerte

Bovril es la única localidad entrerriana de la cual existen datos concretos sobre la evolución de las enfermedades, ya que la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario realizó un campamento sanitario que duró cinco días, el mismo fue gestionado por las autoridades municipales que hicieron eco de los problemas sanitarios de la población.

Entre otros datos, de un total de 2147 casas, se encuestaron 1706, abarcando a 6328 habitantes, es decir, se relevó a un 80 %. La investigación se llevó a cabo en noviembre de 2011, y participaron 140 médicos.

El estudio epidemiológico dejó en limpio:

a) las muertes por cáncer duplican a las de infartos o ACV, por cáncer 117 casos en los últimos 15 años, por infarto 54 y por ACV 46,

b) aparición exponencial de casos de abortos espontáneos en poco más de una década,

c) las patologías crónicas de la población son la hipertensión arterial que alcanza el 26 por ciento de los casos, seguida por diabetes, asma, hipertiroidismo y alergias.

El doctor Damián Verzeñassi, quien fuera el responsable académico del campamento sanitario remarcó que el caso de “Bovril es paradigmático, porque no tenía casos de hipertiroidismo, cánceres o pérdidas de embarazo hace más de una década. Algo similar nos pasó en el estudio que hicimos en Totoras (Santa Fe), otrora capital nacional de la leche, que hoy a su alrededor, ya no tiene tambos. Hizo el mismo cambio de perfil epidemiológico que la ciudad entrerriana”.

Explicó que “En el caso de los agroquímicos son de demasiado peso para no tenerlos en cuenta o minimizar”, rematando, “Al ser localidades pequeñas, entre el 93 y el 98% de la población relevada vive a menos de 1000 metros de las áreas fumigadas”.

 

Cambio en el perfil productivo: cambio en el perfil de las enfermedades

Este informe médico-académico constituye un aporte significativo ya que nos permite contar con datos concretos al momento de analizar las consecuencias sanitarias, además de sentar precedente en la provincia.  Aquí se observa que el cambio en el patrón epidemiológico coincide con el cambio en el patrón productivo de Bovril. Una población rodeada de soja transgénica desde hace más de una década, donde se fumiga con litros y litros de agrotóxicos a menos de 1000 metros, conlleva, entre otras cosas, a que el cáncer sea la causa principal de muerte.

El médico rural Darío Gianfelici, quien vive en Cerrito, departamento Paraná, hace más de 30 años y que es autor del libro “La soja, la salud y la gente” (Ed. Universidad Nacional de Litoral, 2004). Fue uno de los primeros en vislumbrar el cambio en las enfermedades de los pacientes y vincularlo al uso de los agroquímicos.

Nos relata Gianfelici: “Cuando empecé a hablar de lo que sucedía me trataron como el loco de los agroquímicos, de terrorista (en especial las autoridades de la salud); y lamentablemente las cosas que yo decía se fueron confirmando. Aparecían enfermedades que tenían que ver con problemas de la fecundidad, chicos con malformaciones, bebés muertos durante el parto, y lo que se llama muerte fetal precoz (situación donde se produce el embarazo, la bolsa, la placenta, pero no se produce el bebé), cosas que eran raras para su momento, y después se fueron sumando a eso la aparición de enfermedades malignas en jóvenes que estaban trascurriendo la cuarta década, cosa que no es habitual, el surgimiento de casos de cáncer en personas jóvenes.

Esto lo empecé a ver en Paraná Campaña”. Experiencia que Gianfelici narra en su libro: “Momento de parto. El bebé no llora. La madre desespera. El niño está muerto”.

 

Conclusión

Acorde al debate, que vale decir que es tardío, previsto para septiembre en la Cámara de Senadores para sancionar el Proyecto de Ley de Agroquímicos; donde debe regularse el uso, las distancias y las áreas prohibidas para las fumigaciones. Nos dice el médico rural Gianfelici: “El problema de las distancias no es el eje principal de la cuestión, el problema es el control, el organismo de control es el Ministerio de la Producción, en lugar de ser la Secretaría de Ambiente, es como poner al lobo a cuidar las ovejas, si bien es cierto que hay que establecer reglas claras en cuanto a las distancias de fumigación, el tema del control es lo central”.

En el caso de Bovril, la Capital del “Gurí”, la falta de control en las fumigaciones con agrotóxicos han llevado a cambios en las formas de enfermar y morir, los mismos se corresponden con cambios en las formas de vivir; “gurises” que crecen jugando entre soja transgénica, donde son rociados en forma directa o indirecta por herbicidas e insecticidas cuya función consiste en exterminar todo lo que no está modificado genéticamente. Son víctimas de un modelo de producción químico-dependiente que los daña.

Y como concluye Gianfelici ante la consulta de DIARIOJUNIO sobre el presente de los agrotóxicos “El glifosato ha perdido la efectividad que supo tener como herbicida, hoy por hoy se están usando herbicidas de mayor potencia tóxica, se habla ahora de la soja intacta, que es a base de glufosinato y 2,4D, lo cual es un cóctel altamente tóxico, y dado el marco económico; el monocultivo de la soja va a seguir en la provincia”.

Entradas relacionadas