A mediados de 2007 «empezará la búsqueda de una puesta a punto para que en el último trimestre» de ese año «la planta ingrese en su funcionamiento pleno», precisó el directivo.
Según el programa de obra, «el pico de la producción de la planta se alcanzará en 2009, cuando se llegue al millón de toneladas de pasta de celulosa por año».
La decisión de Botnia no motivó esperanza alguna entre los funcionarios que siguen el conflicto entre la Argentina y Uruguay.
El gobierno de Néstor Kirchner reclama desde hace más de un año que la empresa detenga sus obras para permitir realizar un estudio completo de impacto ambiental. De hecho, una promesa de frenar la actividad había abierto la puerta al diálogo bilateral en marzo pasado, pero nunca se concretó y el diferendo continuó su escalada.
Ahora, y en medio de la intervención del rey de España, en el gobierno argentino esperaban aunque fuera un gesto de los asambleístas de Gualeguaychú para distender.
La oportunidad de levantar el piquete en la ruta 136 por la Navidad (por razones humanitarias) fracasó en el último debate de los vecinos. Sólo se podrá cruzar hacia el puente internacional General San Martín a pie, según resolvieron.
La planta de Botnia, que los asambleístas consideran que contaminará el río Uruguay, tiene un desarrollo de obra del 75 por ciento. No hay planes de reubicarla, como sí hizo la española ENCE, según confirmaron fuentes de la empresa.
El vocero citado por Télam sí dijo que «la empresa está escuchando propuestas» tendientes a «atenuar la contaminación visual» que provoca la enorme planta en la orilla oriental del río.