El conflicto en la planta de Botnia, con una inversión de 1.200 millones de dólares, estalló cuando el grupo considerado «radical» de izquierda comenzó movilizaciones que incluyeron amenazas personales y telefónicas a quienes estaban trabajando, según afirmación el presidente del Sindicato Único de la Construcción y Afines (Sunca) Pedro Porley.
Los obreros en huelga formaron un piquete en la entrada a la planta e impiden el acceso incluso utilizando la fuerza.
La situación de Botnia, que tiene construida un 60% de su planta, se suma a la segunda empresa de celulosa, Ence de España, que anunció que iba a relocalizar su planta, también sobre el río Uruguay.
La instalación de ambas plantas causaron un enfrentamiento entre los gobiernos de Uruguay y de Argentina que rechaza esas construcciones.