Para avanzar en el relato, vale recordar que el lunes 3 del corriente el fiscal José Arias desestimó un pedido de Mazurier que exigía que los integrantes de la cooperativa no publiquen nada relacionado al conflicto interno del diario, o sea, la denuncia de los trabajadores sobre un «manejo arbitrario y hasta autoritario del director, donde se vio reflejado el mismo en destrato a parte del personal asociado, y la fuerte sospecha del mal manejo de los fondos que posee la Cooperativa en el Banco Credicoop, con el que opera COTRAPRETEL actualmente”.
Tal como informara DIARIOJUNIO este mediodía, todo empezó a la madrugada cuando los trabajadores del turno noche del DIARIO El Sol se toparon con las cerraduras del edificio cambiadas y la guardia de un nuevo Sereno. «Los chicos entraron igual por otra puerta y cada uno se fue a su oficina», detalló el diseñador web del periódico, Luis Mandarino. «Al rato llegó Mazurier acompañado de un policía y de Marcelo Leal (funcionario estatal) e intentó ver qué es lo que se iba a imprimir esa noche. De repente la luz de ese sector se cortó, entonces los chicos se trajeron un alargue de otra oficina para continuar imprimiendo pero Mazurier les arrancó el cable y les dijo que el diario no iba a salir más. Después mandó al impresor y al sereno a sus casa, sacó a toda la gente a la calle y le ordenó al policía que no deje entre nadie», continuó.

Previo a eso, dio de baja el dominio diarioelsol.com.ar. «Tenía registrado el dominio a su nombre, pero cuando empezó el conflicto lo transfirió a la Cooperativa para despegarse. Entonces ayer a la tarde derivó ese dominio a otro servidor y la página que todos conocen dejó de funcionar. Por supuesto, con el fin de quitarnos también ese espacio de difusión», agregó Mandarino. «Además, esta mañana fueron otros compañeros a apagar los equipo del canal (Tele 5, propiedad del mismo multimedio) y no los dejaron entrar. Allí les dijeron que Mazurier ‘soldó y atornilló’ las puertas del canal, de la redacción, de la sala de impresión y de otras oficinas. O sea: el objetivo es que no salga más», consideró.
El diario tiene que salir
«Cuando nos enteramos de lo que estaba pasando, primero nos reunimos todos en las puertas del diario y de ahí fuimos a hacer la denuncia a la Comisaría Segunda. Tras ello, salimos a buscar por todos lados donde imprimir lo que ya teníamos, cosa que es muy muy difícil, y nos pusimos a trabajar en eso. En simultáneo, yo armaba una web con el mismo contenido y una dirección similar. Aún no sé como logramos hacer todo en tan poco tiempo», resumió.
«Después que logramos imprimir el diario, los canillitas se organizaron y ubicaron en grupos por diferentes espacios de la ciudad para poder recibirlo, armarlo y repartirlo durante la mañana», resaltó Mandarino y recordó risueño. «Después no contaron que Mazurier andaba por todos lados tratando de comprar un ejemplar para ver qué decía y ninguno le vendió. Hasta ellos se solidarizaron con nosotros, le hicieron frente y y le dijeron de todo», agregó. «Unos capos como se portaron con nosotros, fue fundamental la ayuda de ellos», concluyó.

Y salió
Con un papel y una dirección web diferente, una portada distinta narrada en primera persona y la propia historia de los trabajadores en plana principal, finalmente el equipo del Diario El Sol logró sacar a la venta la edición papel de este domingo y la página web que completa el formato digital de información. Un logro en equipo que sin querer nuclea a todos quienes defienden la libre expresión por encima de cualquier poder e intento de censura.
«La verdad es que no sabemos cómo hicimos para lograrlo en tan poco tiempo ni como vamos a seguir mañana», señaló Mandarino. «Fue un trabajo en conjunto entre los de la Cooperativa, la casa de impresión, los canillitas y todos los que nos ayudaron. Nos queda ahora otra larga noche de impresión para sacar el ejemplar de este lunes y no se cuantos días más así. Esperamos que después de la denuncia, la Justicia nos devuelva pronto las instalaciones, pero mientras tanto vamos a seguir como podamos defendiendo nuestro lugar de trabajo y la libertad de expresión», concluyó.
