El aún titular del máximo organismo regulador del fútbol sorprendió con la noticia durante una imprevista conferencia de prensa en la sede de la entidad, en Suiza, en la que dijo no tener "control sobre los representantes de las confederaciones" y a quienes les endilgó "acciones personales que caen sobre la FIFA".
"Necesitamos una reestructuración", dijo durante su discurso el dirigente suizo, quien dijo haber iniciado durante su gestión (que comenzó en 1998) "reformas y ambiciosas y profundas que necesitan continuarse", aunque no especificó cuáles. También habló de un "cambio estructural" que "tendría que llevarse a cabo en la FIFA pero también a nivel de confederaciones". "He luchado por estos cambios pero no puedo solo", expresó y llamó a un congreso extraordinario "para que se decida un reemplazante en la Presidencia, según el Estatuto de la FIFA.
Dijo: "No voy a seguir. Voy a estar libre de las restricciones de una elección. Voy a estar en una posición para enfocarme en reformas profundas. Por muchos años hemos llamado a reformas, pero no han sido suficientes". El suizo, que hace sólo cuatro días había sido reelegido para un quinto mandato consecutivo con vencimiento en 2019, tomó la decisión tras los últimos escándalos que salpicaron al ente rector del fútbol y la detención de siete directivos tras una investigación de la justicia estadounidense. "Las elecciones han terminado, pero las implicaciones de la FIFA no han terminado en el escándalo", señaló el dirigente de 79 años, en un discurso pronunciado en francés.