Benedicto XVI, Ratzinger, renunció a seguir siendo Papa desde el 28 de febrero

Ante el consistorio convocado en el Vaticano, Benedicto XVI explicó que ya no tiene la fuerza para cumplir con sus obligaciones como líder de la Iglesia Católica. «Por esta razón, y siendo muy consciente de la seriedad de este acto, por propia voluntad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro», dijo el Papa.

«Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio», señaló. Agregó que «en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu».

Joseph Ratzinger, de 85 años, señaló que reemplazó a Juan Pablo II tras su muerte 2005, pese a las fuertes críticas que pesaban sobre él, ya que se lo tildaba de muy estricto y extremadamente conservador. Además pesaban sobre él acusaciones de haber amparado a sacerdotes pedófilos y de haber formado parte de las juventudes hitlerianas y del ejército nazi durante sus años de seminarista.

Benedicto XVI rehusó cualquier modificación a las posturas tradicionales de la Iglesia en materia de aborto, eutanasia, divorcio u homosexualidad, pero llegó a aceptar el uso del preservativo, en casos específicos, para evitar la propagación del sida.

Durante su papado debió enfrentar una de las crisis más profundas de la Iglesia contemporánea, provocada por las revelaciones y denuncias en numerosos países contra religiosos por haber cometido durante décadas abusos sexuales a menores. En varias ocasiones expresó un perdón público a las víctimas, al tiempo que durante su viaje a Portugal (mayo del 2010) reconoció que la mayor persecución que sufría la Iglesia no venía de sus enemigos «externos» sino de sus «propios pecados» y prometió que los culpables responderán «ante Dios y la justicia ordinaria».

El Papa Realizó dos visitas a América Latina. La primera en mayo del 2007, para asistir a la asamblea general de la Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe (Celam), celebrada en Aparecida, Brasil. Allí negó que la religión católica hubiese sido impuesta por la fuerza a los pueblos originarios americanos, lo que le valió duras críticas de religiosos y laicos que le recordaron las atrocidades cometidas por los conquistadores en nombre de la fe. En marzo del 2012 visitó México y Cuba, donde se reunió con Fidel Castro y rememoró la primera e histórica visita de Juan Pablo II a la isla en 1998.

En 2012, se vio confrontado a las filtraciones de documentos confidenciales, que condujo al arresto de su propio mayordomo, Paolo Gabriele, en un caso sintomático de las luchas internas en la cúpula del Vaticano. El Papa finalmente concedió el perdón a Gabriele, quien había sido condenado a 18 meses de prisión.

«Desde el 28 de febrero de 2013, a las 20 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice, expresó hoy Benedicto. Al respecto, el portavoz del Vaticano Federico Lombardi consideró que «tendríamos que tener un nuevo Papa en Pascua». En conferencia de prensa anunció que se celebrará un cónclave en los 15 o 20 días posteriores a la renuncia. Benedicto XVI no participará en este cónclave y se instalará provisionalmente en su residencia de verano de Castel Gandolfo, antes de retirarse a un monasterio dentro del Vaticano.

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