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Bandera roja para los veraneantes

El agua llega hasta las escalinatas de cemento en Los Sauces. Este mediodía había muy pocas personas recorriendo el balneario y ninguna cedía a la tentación de darse un baño, a pesar de la intensidad del sol a las 12 en punto. “Pero eso no quita que el servicio de guardavidas seguimos estando presentes con guardias preventivas”, explicó Aguirre.

Un boyado colocado a pocos metros de los escalones de cemento delimitaba el único sector apto en todo el balneario donde sumergirse. Desde el inicio de la playa hasta el primer espigón no está permitido el ingreso al agua por la correntada y la presencia de árboles, sumergidos hasta la copa, que impide la visión de los guardavidas.

La presencia de los bañeros es fundamental debido a la profundidad que alcanza el río a los pocos metros y la corriente, aunque amortiguada por los espigones. “El agua por lo general nunca se encuentra a la altura de los escalones. Hay que estar informándole a la gente que concurre a nuestras playas hasta donde es el límite que tienen que ir, más allá de que tienen el boyado, el tirado de cabeza”, etc.

Aguirre señaló que le daba “mucha pena” la presencia de muchos turistas que llegaron hasta la ciudad y se encuentran con las playas cubiertas de agua. “Esto no estaba previsto”, indicó. El guardavidas no recuerda una crecida similar en plena temporada desde hace muchos veranos. Y recalcó la necesidad de tener prudencia a quienes se bañen en el río. “No nos pondría muy bien a nosotros enterarnos que la gente tenga que sufrir, por el solo hecho de refrescarse, la pérdida de la vida”, manifestó.

Este mediodía, la playa Nébel estaba desierta. De hecho, no hay playa. El río se encuentra a pocos centímetros del inicio de la barranca por donde transitan los vehículos. Carlos Segovia, guardavidas del balneario, sostuvo que el agua sobre la barranca “hace muy dificultoso” el bañarse en esa zona. “La gente al meterse puede caer en la barranca y ser arrastrada por el agua. Por eso se torna muy peligroso. Por ese motivo colocamos la bandera roja, para avisarle a la gente la peligrosidad que implica el meterse con este problema de la creciente”, indicó. Ni siquiera hay un boyado. “La corriente arrastra todo”, explicó.

Si bien advierten a los veraneantes acerca de la peligrosidad “a veces te hacen caso y a veces no”, dijo el guardavidas. De mañana generalmente concurre poca gente; de tarde hay más movimiento. De hecho han realizado algunos rescates en horas vespertinas.

“Vienen muchos turistas pero al no poder meterse por las condiciones en que está, se van al Lago”, indicó. Si bien las playas del embalse también están inhabilitadas, “el terreno es mucho más llano y permite meterse y no como acá que tenés un gran desnivel”.

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