Balas de plata

Mendoza señaló que una vez al año se hace un plan provincial de tiro. “Viene personal idóneo y capacitado de la Jefatura Central de Policía a los efectos de instruir una vez más, porque lógicamente el manejo y el uso se da por sabido en todo funcionario policial; para que tengan práctica de tiro”, explicó.
En definitiva, la práctica “conlleva a una prerrogativa que el Jefe de Policía nos viene inculcando a nosotros: que el personal policial, llegado el caso, que tenga que intervenir empleando el uso del arma de fuego esté en condiciones óptimas”, señaló Mendoza. El subjefe aseguró que el uso del arma es un riesgo, “no tanto profesional sino personal”, cuando se produce un enfrentamiento armado.
La práctica de tiro abarca a todos los agentes, tanto oficiales como suboficiales. “Todos están enmarcados dentro de este plan. El año pasado, si bien no estaba en Concordia, sé que este tipo de metodología se ha implementado. No tengo la fecha exacta pero siempre en el transcurso del año se hace presente personal que viene de la Jefatura Central”, indicó Mendoza. Incluye una evaluación con calificaciones en prácticas determinadas de tiro.
Si algún agente de policía no pudo acudir a la práctica, o considera que es escasa porque sólo dispara una vez al año, o bien quiere practicar por su cuenta, sabe que debe costearse las balas porque el Estado ya no se hace cargo de la munición. “A nivel personal, acá específicamente en Concordia, tiene la posibilidad de ir si está autorizado reglamentariamente por la Jefatura a emplear cualquier instalación que esté habilitada a tal fin: en este caso el Tiro Federal. Y la cartuchería corre por cuenta del personal policial porque está fuera de la órbita institucional”, explicó Mendoza.
El subjefe estimó que una caja de balas, de calibre 9 mm., “tiene un costo que no sé si el personal policial está en condiciones para poder solventar determinados gastos”. Una caja de 25 balas de 9 mm. ronda los $ 100.
La otra posibilidad es viajar a Paraná. “En la dirección de Institutos Policiales hay una armería que cuenta con la tecnología y los equipamientos necesarios para efectuar la recarga de los cartuchos que en su momento fueron utilizados en forma oficial”, expresó. Para ello deben contar con la correspondiente autorización.
En realidad, Mendoza aseguró que no estrictamente necesario viajar a Paraná. “Por ahí se hace una comisión desde la Jefatura; se hace un informe a quien corresponde, la cantidad y las autorizaciones”, sostuvo. Aseguró que a los 15 días se envía otra comisión y se traen todos los proyectiles.
Más adelante, aclaró que “no hay ningún tipo de desabastecimiento”. En la Jefatura hay una reserva importante, “en caso eventual de alguna utilización por algún enfrentamiento que tenga el personal policial pero no para implementar un plan de tiro dentro del departamento”, aclaró Mendoza.
¿Es lo ideal practicar tiro una vez al año? “Si hablamos de lo ideal podríamos decir que no. Lo ideal es que tengan tres (prácticas) al año. Pero mucha veces, por cuestiones presupuestarias, no es sencillo a nivel provincial porque somos 10.000efcetivos y eso conlleva una erogación importante como para poder paliar las tres prácticas en el año”, indicó el subjefe.
El oficial de Policía es el que mayor entrenamiento recibe porque debe cursar una carrera de tres años de duración y tienen una cátedra exclusiva de tiro. “Eso conlleva a que los oficiales cuando egresan de la escuela tienen una práctica más que suficiente”, puntualizó Mendoza. En cambio, un suboficial sólo es instruido durante seis meses (antes eran tres). “No tiene la misma intensidad de práctica pero con todos los años de servicio que van acumulando y una vez que se hace en el año, considero que es suficiente”, expresó.
Mendoza confirmó que no dialogaron con la Cafesg para que les provea de munición para practicar. Era una versión que se recogió de fuentes policiales pero que, de confirmarse, hubiese dejado a la Cafesg cumpliendo un rol completamente alejado de los objetivos del organismo que administra los fondos de Salto Grande. No obstante, Mendoza si ratificó que la entidad se hará cargo de un plan de capacitación sobre derechos humanos. “Consideramos importante hoy en día que el personal policial tenga un conocimiento amplio sobre derechos humanos”, dijo Mendoza.
Algunos policías, en diálogo informal, en cierta manera minimizan la importancia de practicar intensivamente con el arma reglamentaria por dos cuestiones. La primera de ellas es que señalan que, como filosofía de trabajo, les inculcaron que el arma debe ser siempre el último recurso al que deben apelar para controlar una situación. La segunda es que en Concordia no se suelen producir enfrentamientos armados con frecuencia. “¿Cual fue el último que te acordás?”, preguntó un agente. Y el mismo respondió: “el del Banco”. Hacia referencia al asalto al Bersa ocurrido hace alguno años atrás, cuando una banda de delincuentes ingresó al banco y luego fue detenida, no sin antes haberse tiroteado con la Policía.
Mendoza admite que en la ciudad desde que asumió su cargo–se hizo cargo junto con el comisario Hugo Passuti de la Jefatura Departamental el 28 de diciembre pasado- el personal no ha tenido enfrentamientos armados. “La utilización de las armas de fuego no es algo cotidiano o diario”. En cambio, confirmó que la única arma que han debido utilizar fueron las escopetas con postas de goma “antitumulto”. “Esto generalmente cuando hay espectáculos públicos, en la cancha, cuando hemos tenido situaciones extremas y hemos tenido que reprimir”, explicó.

Antecedentes preocupantes

Hace poco tiempo se llevó a cabo la reconstrucción judicial de un hecho ocurrido el 8 agosto de 2007 en el Regimiento de Chajarí: un disparo efectuado con una bala de goma por parte del entonces jefe de la Policía Departamental Federación, Comisario Luís Alberto Lazo, rebotó contra una puerta de madera que iba a ser utilizada como blanco y fue a parar contra los genitales del funcionario Darío Minetti, provocándole serias lesiones.
El ex-Jefe Departamental (ahora a cargo de la Jefatura Departamental de Colón) junto a un número importante de policias colocados en una especie de ronda, efectuó un disparo ese día cuya bala de goma rebotó contra una madera (una vieja puerta) y fue a parar contra los genitales de Minetti, pero además hiriendo en el cuello a otro agente de policía, aunque en el caso de este último, sin producirle daños importantes.
El funcionario de la fuerza fue intervenido quirúrgicamente en diciembre pasado, aunque esa operación no terminó de satisfacer las expectativas puestas sobre su recuperación y hoy por hoy está de licencia por enfermedad y bajo un estricto tratamiento médico, ya que presenta aún un cuadro de salud complejo.
A la practica de tiro, Lazo había calificado previamente como “histórica”, ya que nunca antes se había realizado una similar en la zona. Para dar una idea de la importancia, un abogado penalista mencionó el hecho de que el Juez de Instrucción de Federación, Alberto Funes Palacio, había ido ese día a presenciar la práctica -es uno de los testigos en la causa- porque evidentemente se trataba de “todo un acontecimiento” para la Policía de esa ciudad. Una práctica de tiro.
Otro antecedente lamentable fue el homicidio del bebé de 9 meses, Milton Esquivel, acaecido el sábado 4 de diciembre de 2004 en horas de la noche. Tres policías pararon en la rotonda Islas Malvinas, bajaron por un callejón para el lado sur disparando con sus armas reglamentarias a tres personas que supuestamente eran buscados. Durante la persecución, Milton murió en brazos de su madre con un tiro en la cabeza.
Por ese hecho, el único imputado por homicidio culposo que había, el agente Raúl Bentancor, fue absuelto hace casi un año por el juez Correccional Miguel Giorgio. En el proceso judicial, quedó establecido que los tres policías bajaron tirando a mansalva por un callejón semioscuro, rodeado de casas de madera precaria.
Una fuente que participó activamente del debate recordó que en el cargador secuestrado del policía absuelto había balas cuya fecha de fabricación coincidía con el año en que había egresado de la Policía. Esto significa que probablemente nunca había disparado su arma hasta ese día. “Aparte era la época de Montiel (en realidad hacia un año que el gobernador era Jorge Busti) y no había plata ni para balas ni para nada”, recordó la fuente.
La hipótesis de que el policía no había disparado nunca su arma no es descabellada. En una nota publicada en abril del 99 en el diario Clarín, se mencionaba que en la provincia de Buenos Aires, había más de 30.000 agentes que nunca más volvieron a hacer prácticas de tiro, defensa personal o técnicas de ataque y disuasión desde que habían egresado de la escuela de Policía de esa provincia. Las autoridades bonaerenses reconocían en la nota que esa falta de entrenamiento provocó en muchos casos errores tácticos que terminaron trágicamente, con la muerte del propio policía por no saber cómo actuar.

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