Recordó que el 9 de setiembre ingresó la quirófano y doce horas después, a las 9 de la mañana del 10, terminó la operacioncon un resultado “exitoso” pero que “había que esperar 72 horas (para saber si el órgano no era rechazado) que se hacían eternas”. Gallo e hijo estuvieron un año entero en Buenos Aires, en el Hospital Garrahan luego del transplante. Poco después, se radicaron en Chajarí, en una nueva vivienda, adaptada especialmente para determinadas condiciones que imponían su cuidado.
Franco Dalmolín empezó la escuela el año pasado –jardín de infantes- pero a causa de la Gripe A tuvo que abandonar. Volvió este año, -en la Escuela María Auxiliadora- y según la madre, “fue distinto, se supo ubicar en su lugar mucho mejor” pero con algunas limitaciones, particularmente en lo relacionado con la exposición al exterior. Además, su condición no le permite asistir con la periodicidad deseada al establecimiento. “lo primero de todo es su salud” dice Livia. Pero se trata de compensar esto con la presencia de una maestra auxiliar que le brinda asistencia en el aula.
Hoy el pequeño tiene que tomar 14 medicamentos por día. Pero ademas, ante cualquier cuadro de fiebre o irregularidad en su salud, los padres ya saben que tienen que tener prácticamente los bolsos hechos para partir hacia Buenos Aires y asi brindarle una atención mas adecuada. Consultada sobre si en algún momento se planteó con su marido jorge irse a vivir a Buenos Aires para tener mas cerca los centros asistenciales, Livia dice que “si por mi fuera, viviría a media cuadra del Garrahan. Pero no…un poco por el trabajo de mi marido o porque los mismos médicos me dijeron que el aire de acá es mas sano, no”.