Por estos días, la procesadora de pulpa de celulosa Veracel, que funciona en Bahía, Brasil, y que es propiedad de Stora Enso, ha sido acusada de «actividades ilegales y crímenes ambientales», en tanto la compañía, que piensa aumentar sus operaciones en Brasil, rechazó vehementemente los cargos.
En su visita a Helsinki, el canciller Almagro se reunió con su colega Alexander Stubb, y con directivos de Stora Enso y UPM-Kymmene, con quienes dialogó acerca de las condiciones para instalarse y operar en Uruguay.
«Debemos garantizar que una situación similar (a la denunciada en Brasil) no se plantee en Uruguay. Hemos implementado medidas de supervisión amplias tras disputas anteriores relativas a las plantas de celulosa», dijo el canciller.
En opinión de Almagro, Uruguay y las empresas forestales deben aún discutir las especificaciones técnicas, así como los impactos ambientales y sociológicos del proyecto de la planta de celulosa.
Así, el canciller adelantó que a Stora Enso se le concederá una licencia para construir una planta de celulosa en Uruguay, al tiempo que reconoció que conoce las dificultades de la empresa en Brasil y China.
Stora Enso planea construir en Uruguay una de las más grandes plantas de celulosa del mundo. La empresa ya es propietaria de plantaciones de eucalipto requeridos junto con la compañía chilena Arauco.
El proyecto de Stora Enso es construir su planta en Punta Pereira, Colonia, en sociedad con la empresa chilena Arauco.