Entre los medicamentos que más aumentaron figuran los correspondientes al tratamiento de tiroides, con una suba promedio del 183 por ciento, en tanto que los broncodilatadores marcaron un alza del 157 por ciento, los antidepresivos del 154 por ciento, y los antiespasmódicos, 134. En el informe se detalla que “la suba de precios en bienes y servicios relacionados con la salud no se detiene y que el incremento de los gastos en salud presiona el presupuesto familiar, al ocupar una porción cada vez mayor del total de ingresos”. Menciona además que la particularidad distintiva de ese conjunto de productos es que se trata de “bienes inelásticos”, es decir que los individuos deben seguir consumiendo el producto aunque suba el precio.
Los problemas no son sólo por la suba de los precios de medicamentos. “Muchos ciudadanos que siguen optando por recibir la salud pública sufren cotidianamente la falta de insumos, demoras excesivas y carencia de equipamiento adecuado”, remarca el Observatorio el Observatorio de Políticas Públicas. Las cuotas de las prepagas, en tanto, registraron un alza de más del 80 por ciento desde noviembre de 2015. “En 2017 se registraron subas en cuatro oportunidades, además de un próximo incremento autorizado para diciembre del 6 por ciento. Así, los incrementos autorizados fueron del 6 por ciento en febrero, 6 en julio, 5 en agosto y 5 en septiembre. De ese modo, la suba para todo el año será del 31,3 por ciento, entre seis y siete puntos porcentuales más que la inflación que se espera para 2017”, precisó la Undav.
Los adultos mayores, uno de los segmentos más vulnerables de la población, son uno de los sectores que sufren en mayor medida el avance de las remarcaciones en el sector sanitario. La inflación del rubro salud en los primeros diez meses de 2107 fue de 23,2 por ciento, mientras que el conjunto de precios de la economía subió 19,5 por ciento. “Esto es un impacto más para el costo de vida de los jubilados (quienes destinan una porción más importante de sus ingresos al consumo de remedios)”, planteó.
Muchos programas claves para el bienestar de la población fueron subejecutados. “Un caso que requiere especial atención a la hora de evaluar la cobertura de poblaciones en riesgo es el del programa denominado Cobertura Universal de Salud. Dicha partida, que reemplaza al programa Remediar, en el corriente ejercicio se encuentra ejecutada tan solo en un 50,5 por ciento. Además, el total presupuestado para este programa ya es menor en términos reales de lo que era el programa anterior”, cerró.