El rostro del denunciante estaba desfigurado, prácticamente irreconocible, y si bien no quiso hacer declaraciones públicas sobre lo ocurrido, trascendió por vías judiciales que el hombre fue ferozmente atacado en su propia casa de la zona de La Floresta, casi en el límite con el acceso a barrio San Martín, zona del Volcadero Municipal.
De acuerdo a las versiones que trascendieron, una persona que sería del mismo barrio y que se presume podría estar allegada a un sector vecinalista, llamó a la puerta de su domicilio a altas horas de la noche para solicitarle cinco pesos.
Según la historia que llegó a comentarse, De la Vault trató de no caer como paganini, porque en esas circunstancias marginales luego lo tendrían de pollo en forma constante.
EL HECHO
La versión indica que se excusó diciendo que estaba sin dinero y que incluso se veía forzado a vender un equipo de GNC que tenía para poder obtener algo de dinero, tras lo cual cerró la puerta, no sin antes escuchar del sujeto que había ido a golpear que podía conseguirle un interesado en comprar ese equipo.
La historia habría continuado a las 3 de la madrugada, cuando otra vez llamaron a la puerta y era la misma persona que había estado a la medianoche. Presa del miedo, De la Vault trató de ser cortés, ya que estaba acompañado por otros, pero de repente, los visitantes, que lograron ingresar con la excusa de ver el equipo de GNC, empezaron a golpear al dueño de casa con tremenda violencia.
Según la fuente consultada, en la denuncia quedó claro que entre golpes y más golpes se escuchaba que a los gritos uno de ellos preguntaba por Fernanda Aguirre, obviamente conociendo que la víctima guarda un parentesco con Raúl Monzón, ya que está casado con una de sus hermanas.
Ruegos y pedidos de piedad no hacían dudar al grupo de violentos de seguir atacando con dureza a De la Vault, quien empezó a ofrecerles que se llevaran lo que quisieran, pero también a tratar de convencerlos de que no sabía nada del caso Fernanda Aguirre.
Finalmente, los atacantes se fueron con un televisor que había sido adquirido hacía pocos días y con el equipo de GNC que había servido de excusa para ingresar a la casa.
Las mismas fuentes judiciales consultadas confirmaron que De la Vault fue revisado por los médicos de Tribunales, los que constataron que algunos golpes estuvieron a un ápice de ser letales, sobre todo los que le propinaron en la cabeza.
CONFIRMACIÓN
Debido a la connotación del hecho, EL DIARIO consultó anoche sobre este tema al abogado de Raúl Monzón, quien aún se encuentra imputado pero con falta de mérito para ser procesado o sobreseído en la causa por la desaparición de Fernanda Aguirre.
El doctor José Iparraguirre mencionó que “estoy al tanto de lo ocurrido por una llamada que recibí de Monzón, quien me mencionó que además de lo que le ocurrió a su cuñado también existió una amenaza contra su persona. Sabía que De la Vault había hecho una denuncia acompañado por el doctor Muzzachiodi, su abogado, pero no he podido hablar con ellos personalmente aún por encontrarme atendiendo como querellante la causa Brussa en Santa Fe, pero por cierto no deja de preocuparme lo ocurrido”.
Algunos funcionarios policiales ligados a la investigación del secuestro de Fernanda Aguirre se enteraron del hecho recién por la consulta de esta Hoja y algunos no dudaron en manejar la hipótesis de que “es poco probable que sea gente mandada por alguien para hacer esto, debe haber sido una situación oportunista de quienes en ese momento pueden haber pensado en obtener información de esa manera y jugar con la posibilidad de obtener la recompensa que se ofrece para quien brinde algún dato certero del paradero de la chica. Alguna vez pensamos que algo así podría llegar a suceder con quienes están sospechados en la causa”, manifestó un investigador, solicitando no ser identificado públicamente.
Vecinos de De la Vault habrían comentado ayer que la decisión de la familia era irse de ese barrio con destino aún desconocido.
CHÁVES
Por su parte, en los últimos días trascendió que María Inés Cabrol, la madre de Fernanda Aguirre, llegó nuevamente y en forma sorpresiva a la Unidad Penal 6 de Paraná, acompañada por el doctor Walter Carballo, e intentó —infructuosamente— mantener una charla con la única imputada detenida, Mirta Analía Cháves.
Cháves no la atendió y según se comenta, sólo trata de esconderse, tal vez negando la realidad, cada vez que le comentan o le recuerdan lo ocurrido, como si el solo hecho de refrescarle su situación la torturara.
Actualmente, es una de las internas con mejor conducta, pero —según dicen— muchas personas han tratado, de diferentes maneras, lograr algunas palabras de su boca, pero aseguran que hasta hoy, para el caso Fernanda, su boca sólo se abrió en los Tribunales, donde, su misma abogada, la doctora Nora Lanfranqui dijo estar convencida de que “aún no ha dicho toda la verdad de lo que pasó ese 25 de julio de 2004”.