Martínez era la concubina de Pelayo, y estaba detenida -acusada de participación necesaria- por la gravedad de la delito que se le imputaba. En cambio, el remissero se encontraba en libertad. Perroud, defensor de la mujer, probó en las audiencias que no se puede establecer fehacientemente que la mujer sabía lo que iba a suceder.
La Fiscalía dedujo que “como que había una división de tareas”, explicó Perroud. Mientras que el delincuente realizaba el asalto, la mujer tenía que sacarlo del lugar del hecho. No obstante, Perroud señaló que: “quedaron dudas acerca de que, tanto la chica como el remissero, hayan tenido conocimiento, uno como partícipe y otro como encubridor, del hecho cometido un rato antes por Pelayo”.
Ese día, Pelayo atrajo mediante un ardid a un empresario interesado en cerrar un negocio referido a la compraventa de repuestos de automóviles. Acompañado por una mujer, citó al empresario en la localidad de Benito Legerén. Éste último iba a acompañado por otra persona. Luego que comenzasen a negociar, según la fuente policial, el estafador no pudo embaucar a su interlocutor y decidió asaltarlo con un arma de fuego. Lo que no previó es que el comerciante también estaba armado y decidió enfrentarlo. Hubo un intercambio de disparos entre ambos, el asaltante perdió un dedo y huyo con el dinero sustraído ($ 29.000 incluyendo euros y dólares). Al día siguiente se entregó pero, ocho días más tarde, aprovechando un descuido del guardia que lo custodiaba, Pelayo escapó del Masvernat y aún no fue recapturado.
Uno de los empresarios damnificados atestiguó que la concubina de Pelayo en ese entonces llegó en una moto y se lo llevó. “Esa participación ella la reconoció pero lo que ella dice es que la fue a buscar porque él la llamó y no tenía conocimiento de que es lo que había pasado”, expresó el abogado defensor. “Cuando llegó se encontró con el marido herido a la vera del camino, con un tipo armado; el marido le dice: ‘dale, dale, dale, sacame de acá’”, agregó. Lo que no quedó claro es como llegó el remissero al lugar, quien no declaró.
La Sala Penal juzgó sólo a Martínez y a Patiño. Por lo tanto, queda pendiente, si es que es recapturado, el proceso penal contra el prófugo. En las audiencias quedó establecido que el hecho existió y que Pelayo fue el autor. “Una vez que lo detengan, se le hace un juicio para el, y lo hace otro tribunal porque la Sala ya se expidió y no puede volver a juzgar a Pelayo”, señaló el letrado.