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Artusi: “Es una muestra más de la inoperancia y la desidia de quienes gobiernan Concepción del Uruguay”

La nota sostiene que “Año tras año, los análisis de la calidad del agua de las playas realizados por la Comisión Administradora del río Uruguay y por el laboratorio regional de Obras Sanitarias de Concepción del Uruguay, entre otros organismos oficiales, vienen mostrando, sin que esto genere demasiadas reacciones, que la contaminación bacteriológica del río Uruguay como producto de vertidos de líquidos cloacales sin tratar es un problema a tener en cuenta, y que en algunos casos puntuales llega a extremos como los del Balneario Itapé. Lo que indigna es que se trata de un problema absolutamente diagnosticado, con una solución identificada de manera precisa, y que además es factible en la medida en que haya lo que hasta ahora ha faltado: voluntad política.
En Septiembre pasado se cumplieron 23 años de la publicación de un documento oficial titulado “Factibilidad técnico-económica de obras de defensa e hidráulicas complementarias”, como producto de un convenio firmado entre la Municipalidad de Concepción del Uruguay y la empresa Agua y Energía Eléctrica, una de las tantas “joyas de la abuela”, que el menemismo y sus cómplices se encargó de desguazar y entregar.
El proyecto original de lo que hoy es la Defensa Sur, por la que tanto luchó “Mingo” Martínez y otros esforzados y perseverantes vecinos, constaba de 4 propósitos:
1) Defensa contra inundaciones en la zona Sur y la zona Norte. La primera es una realidad y cumple su cometido, aunque deben revertirse los déficits que se evidenciaron en el sector Este en la última inundación, y la segunda es una asignatura pendiente que algún día deberá concretarse.
2) Saneamiento urbano por medio de una planta de tratamiento de líquidos cloacales y de una estación de bombeo.
3) Drenaje de aguas pluviales
4) Vías de comunicación terrestre sobre el coronamiento de la defensa.
Como es sabido, los puntos 2, 3 y 4 fueron eliminados en el proyecto definitivo, en el que se optó además por una cota menor a la originalmente prevista.
Se sostenía en el documento mencionado, hace 23 años, que “delegar en la sola capacidad autodepurativa del cauce receptor del río Uruguay, compartido internacionalmente con la República Oriental del Uruguay, es dar la espalda a la tendencia mundial de preservar las escasas fuentes de agua potable y el medio ambiente, dados los enormes avances registrados en la tecnología anti-contaminación.”
En lo relativo a los beneficios del propósito saneamiento se expresaba, en un párrafo que no tiene desperdicio y que citamos textualmente, que “son obras imprescindibles en el corto plazo, urgidas por la expansión de la red cloacal y por el deterioro y la obstrucción de los troncales y la cloaca máxima. La persistencia en el tiempo de la situación actual impone un techo en la calidad de vida comunitaria. Al superarse se evitarían una serie de problemas sanitarios que redundaría en definitiva en la disminución general de costos en servicios de salud, costos que de alguna manera, la sociedad siempre debe asumir. Desde el punto de vista sanitario, al tener una situación que evite el vertido de líquidos cloacales a cauces receptores naturales, se disminuirán las tasas de morbilidad y mortalidad infantil y las incidencias estadísticas de males relativos al estado sanitario de la población. Desde el enfoque urbanístico y del uso del suelo se permitirá el crecimiento del casco urbano hacia el Sur de la ciudad, posibilitando la revalorización de tales áreas postergadas por encontrarse en zonas marginales y cercanas al cauce contaminado del Canal Las Animas. Para un medio urbano en que el uso turístico del suelo es de elevado interés, se posibilita el mejoramiento paisajístico de áreas próximas al balneario municipal (zona Sur).”
Se sabe desde 23 años, y no se ha hecho nada. O lo que es peor, se ha preferido encarar, de manera absurda e irracional, sin la más mínima planificación ni análisis de costos y beneficios, obras faraónicas e improvisadas que no figuran en ninguna plataforma y que sólo surgen de caprichos de funcionarios de turno.
Es hora de cambiar. Es hora de fijar prioridades de manera sensata. Es hora de terminar la obra inconclusa de la Defensa Sur, a la que habrá que denominar “Mingo” Martínez. Es hora de la planta de tratamiento de líquidos cloacales y de la mejora integral del sistema de saneamiento. Es hora de sanear y recuperar el Balneario Itapé, que puede convertirse en uno de los mejores balnearios de la costa del Uruguay si nos lo proponemos. Basta de excusas”, finaliza.

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