Pese a su desaprobación de fondo, Artemio no dejó de reconocer que Menem fue una figura política de “muchísimo volumen” para liderar en democracia “un esquema conservador” de sectores medios, altos y bajos, aferrados “a la apertura económica, el individualismo extremo, la transnacionalización del país, la deuda externa y las oportunidades a través de la meritocracia”.
Describió el politólogo las circunstancias que llevaron a ganar a Menem en 1989 (frente al radical Eduardo Angeloz) y en 1995 (ante José Bordón). “La primera vez puede pensarse que triunfó diciendo una cosa y haciendo otra, pero la segunda ya había provocado una transformación y sacó más votos”.
“El de Menem – sentenció – fue el intento más colosal y persistente de cerrar la famosa grieta a través de un proceso conservador regresivo y que luego representó la arqueología del macrismo”.
Exégeta, explicó que hay “un peronismo de las clases dominantes” (a los que ubicó hoy en la oposición al Frente de Todos) y otro de las clases populares, recostados en el kirchnerismo.
Dijo que a Néstor Kirchner se le deberán reconocer los esfuerzos hechos para “frenar una tercera ola liberal” que en 2003 estuvo representada por el propio Menem (se bajó después de haber ganado la primera vuelta con 25 por ciento de los votos) y Ricardo López Murphy.
“La famosa batalla cultural – advirtió -, no se resolvió y es difícil que se resuelva. El núcleo duro del macrismo está constituido por seguidores menemistas…sin Menem, Macri no hubiera existido, como Menem no hubiera existido sin Martínez de Hoz”.
Dijo que los peronistas que merodean hoy Juntos por el Cambio son “marginales”. Solo mencionó, a requerimiento de la peronista, a Emilio Monzó, sumado al Justicialismo desde la UCeDé.
