Pasa cada cuatro años desde hace dos décadas. Pasa hoy. La Selección se abre un camino sembrado por el optimismo en el Mundial, imponiéndose la responsabilidad de ganar, aunque después no ocurra y, como sucede desde entonces, encuentre su tope en los cuartos de final. No sólo se trata de una jactancia superficial, una cosa de agrandados: también es su relación con la historia, los dos campeonatos del mundo y las dos finales perdidas. Y la confianza de tener un tesoro en el equipo, el jugador más espectacular del mundo, Lionel Messi. Lo que empieza a jugarse a las 19 hs en Río de Janeiro, ante Bosnia, es la máxima travesía para una Selección que hace tiempo encalla antes de llegar a destino.
Ese pasado indica que la peor decisión es ingresar en el terreno del triunfalismo. Cuando se sortearon los grupos, Argentina salió favorecida. No hay dudas de eso. Pero el camino que se inicia en un Mundial está siempre plagado de piedras. En los últimos veinte años –los años en que el equipo dejó de ganar–, la Selección no tuvo traspié en sus inicios, que fueron siempre triunfantes. Comenzar arriba no implicó, sin embargo, un boleto de ida hacia la victoria final. Eso puede ser una enseñanza.
Hay aspectos especiales en esta ocasión. El Mundial se juega en Brasil, al lado de casa. La Argentina debuta en el Maracaná, que hoy se estrena para el Mundial. Es simbólico. La Selección no juega en ese estadio desde hace dieciséis años. La última vez fue cuando el equipo de Daniel Passarella ganó con el gol del Piojo López. El Maracaná, es cierto, ya no es el mismo. Cuando se baja del Metro y se camina por la explanada, se encuentra otro estadio. Ya no es la casa de los fantasmas, el lugar donde Uruguay le abrió una herida a Brasil que todavía continúa abierta. El gigante remodelado ahora tiene la capacidad por la mitad y un aspecto modernoso que le quita su vestimenta mitológica. Pero aunque es más chico y lujoso, todavía es el Maracaná, un lugar que ya se busca en los libros de historia.
También es el debut histórico de Messi en semejante estadio. Ayer, después del reconocimiento del campo, el capitán argentino escribió en su cuenta de Facebook: “Con muchas ganas de jugar en el Gran Maracaná por primera vez en mi vida. Y de empezar con buen pie en el Mundial. ¡Vamos por todo!”. Una declaración de principios para una estrella que nunca se destaca por sus frases ingeniosas, pero siempre dice lo que siente y tiene ganas de decir
A la primera vez de Messi en este estadio, estreno del Maracaná en el Mundial y al debut de la Argentina en Brasil 2014, se suma la primera vez de Bosnia en la Copa del Mundo, un paso que fue celebrado en las calles de Sarajevo como una fiesta nacional. Los bosnios admiten que no sienten presión por su condición de novatos y que, en todo caso, es asunto de la Argentina. La primera vez siempre es difícil, dijo Alejandro Sabella. En Río de Janeiro se verá a quién le toca el número de esa ruleta del inicio. Porque hoy será la primera vez para todos.
